viernes, 1 de marzo de 2019

"Los padres tienen que dejar de tener tanto miedo de todo"


Cortesía: Crianças a torto e a Direitos
Entrevista al Dr. Pediatra Mário Cordeiro
Por Catarina Fonseca

Es uno de los pediatras portuguesas más respetados y afirma que, aunque somos mejores padres ahora, todavía hay mucho por mejorar. Aquí hablamos de culpa, TPCs y estrés, pero también de fines de semana y del cambio.

¿Somos mejores padres ahora?
Somos mejores personas en general. Tengo fe en la humanidad. Creo que la mayoría de la gente tiene cosas muy buenas para dar, y la evolución hacia el bienestar, los derechos humanos, las desigualdades, ha evolucionado mucho. No hay que retroceder siglos. En 1900, la esperanza media de vida en Portugal fue de 40 años. Había pastel en los días de fiesta y en el resto del tiempo era pan seco.

Vivimos en el terror de ser malos padres, pero nunca se habló tanto en parentalidad ni las personas se preocuparon tanto con eso...
Sí, a veces incluso demasiado... (Risas) Andamos demasiado preocupados por nuestra 'performance' mientras que los padres y el camino perdimos espontaneidad, naturalidad y sentido común, que son calidades muy importantes. La naturalidad significa no andar siempre pensando en lo que estamos haciendo o lo que el médico manda. Cuando la gente me dice 'Yo lo sigo' me da siempre ganas de decir '¡No lo haga, que no soy un predicador evangélico!'. La espontaneidad es dejar las cosas correr y no tener obligación de ser padres o madres iguales todos los días. El buen sentido es aquello que nos rige sin reglas ni obligaciones.

¿Por qué tenemos tanto miedo de ser malos padres?
Porque somos inseguros y estamos siempre preocupados por lo que otros creen de nosotros. Y muchas veces esa censura social no existe. A veces pensamos 'los demás van a encontrar que ...' y los demás no hallan nada. Son mecanismos proyectivos: ponemos en la cabeza de los demás lo que pasa en la nuestra. Otra de las razones es por qué la ciencia nos enseñó que lo que somos hoy radica en la infancia. Antes de los 18 años el niño andaba a las órdenes de los demás y no había la noción de un niño triste o deprimido. Si estaba triste era porque no tenía nada que hacer. Hoy sabemos que los niños tienen emociones y sentimientos, y que el ser humano se construye desde que nace.

Y nosotros tenemos miedo de estragos para siempre y que la culpa sea nuestra ...
Si si. A veces esto para nosotros, portugués, es también un sentido de auto-flagelación y la culpa, muchos años de la moral judeocristiana.

¿Para qué sirve la culpa?
Sirve para redimirnos de algunas acciones. Si yo dé una bofetada a mi hijo y creo que fui injusto, me pregunto si, cada vez que miras a él, no voy a sentirme mal. La necesidad de reparación es muy importante. Es fundamental, cuando se es injusto, percibir por qué es que exageramos. Todavía tenemos mucho la idea de poder para con los niños. Como no podemos golpear al jefe, rogamos al hijo. Cuando una persona siente que fue injustificada, arregla un chivo expiatorio. Y no pudiendo golpear en San Pedro, en el gobierno o en el jefe, mantenemos una rabia latente que nos hace tener que mandar en alguien. Y esos poderosos se aplican en quien es más frágil y más desprotegido.

¿Confundimos poder con autoridad?
Y autoridad con autoritarismo. En una familia, hay un triángulo padre-madre-hijo, en el que el hijo ocupa el vértice inferior. Y cualquier inversión de este esquema de la estupidez. Ahora, el tener que haber esta jerarquía no quiere decir que la amistad y la comprensión no dominen. Pero hay una autoridad, que no se basa en el autoritarismo. Los padres e hijos deben ser educados, saber argumentar, saber escuchar y llegar a un consenso. Pero si no se consigue un consenso, quien tiene la última palabra son los padres.

Dame un ejemplo de un buen castigo y de un mal castigo...
Un buen castigo es justo, equilibrado, y apunta al comportamiento y no a la persona. El mal castigo es lo contrario de esto: pretende valorar el castigador en vez de enseñar el castigado, y sobre todo humilla a la persona en vez de corregir el comportamiento. Por eso es que insisto mucho que, antes de un castigo, siempre debemos decir al niño: Te quiero mucho. Porque así le decimos dos cosas: no está aquí en cuestión mi amor por ti y lo hago porque te amo. Es decir, tenemos que pasar al niño que el amor por ella nunca está en juego, a pesar de que pueda estar enojado en ese momento. Porque el niño es literal, cree que va a ser echada fuera, como sucede cuando no queremos nada. El castigo debe ser por encima de todo pedagógico. Debe explicarse lo que el niño ha hecho mal, no descargar nuestra furia.

Como antes se daban reguadas en la escuela, con la esperanza de que por milagro el niño de repente se acordara de lo que no sabía...
(Risas) Totalmente. Es un ejemplo de un castigo absurdo. Afortunadamente eso ya pasó. Pero observe que lo que pasa con los niños se pasa con cualquiera de nosotros. Si su jefe le dice 'Mira, Catarina, en su artículo hay aquí unas cosas que quisiera que abordara con más detalle, vea allí si no tengo razón, usted lo hace tan bien, usted se va todo motivado para enmendar el artículo. Ahora, si le digo 'Este texto es una verdadera mierda, ¿crees que voy a publicar esa mierda?', Eso sólo generará resentimiento.

Pero ya estamos educando mejor, ¿no?
Sin duda. Hubo un cambio generacional muy grande y muchísimo repentino, que atrapó la era de Internet y la evolución de la ciencia. Los cambios de paradigma en estos 20 años fueron una explosión brutal, y es normal que a veces se pase un poco confuso con todo lo que nos llega.

¿Qué es lo que estamos haciendo mal y haciendo bien?
De bien, aprendemos a valorar a los niños, a estimular la autonomía, el esfuerzo, el rigor (esto cuando los niños no son abebidos). Lo que se hace de mal corresponde a una gran paradoja en nuestra sociedad: por un lado, se infantiliza mucho a los niños, por otro, se les da un estatuto de 'crecido' y de opinativo que no condice. Pero lo peor, para mí, es el estrés diario en que sumergimos a nuestros hijos.

Los niños están teniendo cada vez más una vida muy parecida a la nuestra, ¿no? Le llama 'vida más-del-mismo': levanta, va a la escuela, vuelve, baño, tpcs, cama ...
Hay dos cosas terribles: ellos trabajan demasiado en la escuela y los sometidos a desplazamientos enormes. Un estudio probó que si una persona va a caminar el cerebro va registrando y descodificando las imágenes a su alrededor. Pero si es a la velocidad de un automóvil, las imágenes pasan tan rápido que hacen el mismo efecto de una lámpara parpadeante, y esas imágenes son basura que ocupa el cerebro. El niño cuando llega a la escuela ya va llena de información que no es nada. Todo lo que tiene en la cabeza son vértigos sin sentido, y este "basura informativa" es altamente estresante y tóxico porque el cerebro tiene que esforzarse para percibir dónde va a arreglar ... Es por eso que muchos niños llegan estorbados al medio de mañana. Y luego los padres se quejan de que están desatentos. Ellas no están desatentas. Ellas están obstruidas de información inútil.

¿Cómo se rompe el ciclo del cansancio?
Además de intentar que los niños duermen más y mejor (ya ahora, tenga en cuenta que invertimos balas en un coche y nadie invierte en un buen colchón) tenemos que darnos cuenta de que no podemos tenerlo todo. Estamos acostumbrados a tener el mundo en la punta de los dedos, y el acceso a la información inmediata nos da una sensación de omnipotencia, de que podemos saber todo y dominar todo y tener todo. Pero no podemos. Por lo tanto, hay que hacer concesiones y elecciones.

¿Y qué podemos hacer?
Por ejemplo, podemos organizarnos en un estilo de vida en el que los niños puedan ir a la escuela de transportes. A partir de los 11, 12 años pueden perfectamente caminar en el transporte. Nosotros somos bombardeados todos los días por miedos absurdos. Por supuesto que lo ideal es ir a la escuela. Una ciudad es para observar, para frucir. Mis hijos siempre fueron a pie. Pero yo les decía: 'Si alguna vez los atrapar fuera de la pasarela, se acaba pronto.' No hay autonomía sin responsabilidad.

¿Qué crees de la cantidad de TPC que muchos niños llevan a casa?
Me parece un perfecto disparate. Acepto algunos trabajos, pero esta historia de más de lo mismo es un certificado de menoridad a la escuela, que no sabía enseñarles lo que ellos necesitaban saber durante el tiempo de clases. Los padres deben proteger a los niños, y si es necesario escribir al profesor: 'El Manel hoy no tuvo tiempo de hacer los TPCs'.

Pero los padres tienen miedo de que los niños se queden atrás...
Ai pero tienen que dejar de tener tanto miedo de todo. Tenemos que tener una voz más activa en la educación de los niños. Y son esos miedos, más que el desinterés, que desaprobaban al niño. Debemos tener asociaciones de padre ¿Hacía los TPCs con sus hijos?

No los hacía con ellos, pero siempre estuve disponible para hacer revisiones o para dudar. Ellos siempre anduvieron y anduvieron en una escuela pública, y sólo tenían trabajos los fines de semana, lo que yo apoyaba. Lo que hacía era revisiones antes de las pruebas. Pero hacer los TPC con ellos, ni pensar. Los niños tienen que ser responsables de lo que tienen que hacer, y los padres tienen que estar disponibles para una duda u otra, o por ejemplo para enseñar a investigar en Google.
Muchas personas quieren hijos-trofeo?
Quieren un hijo como un proceso narcisista. En vez de 'qué lindo hijo que tengo', piensan 'qué lindo padre que soy, que tengo un hijo tan hermoso' (risas). Hay personas que planean un hijo como parte de las cosas que quieren: una casa, una carrera, un coche, un empleo, un hijo. Pero esto son dominios completamente diferentes en términos de realización. Un hijo no es un bien, como un frigorífico, un hijo da trabajo, y la gente tiene que capacitarse. Tenemos que arreglar un equilibrio entre las piezas del puzzle de nuestra vida. "Tanto es malo aquellas personas que creen que pueden seguir haciendo todo lo que hacían cuando no tenían un bebé, como las que se me vienen a quejarse: 'Nunca más fui al cine desde que nació Juan.' Eso es ser un buen padre o madre? No, no es.
¿Y después el matrimonio se resiente?
Seguro. Porque dejamos de ser el Zé y la María y pasamos a ser el padre y la madre de Juan. Y la relación conyugal no es la relación parental. En la relación conyugal, los hijos no deben entrar.
Pero cuando el INE nos dice que más de la mitad de las madres sólo tendrán un hijo, las madres se aferra a aquel ser y lo infantilizan más allá del natural.
¿Por qué nos gusta tanto mantener a los hijos bebés?
Porque las madres son el polo regresivo y los padres el polo de crecimiento. Cuando trabajamos, por ejemplo, estamos en una postura de crecimiento. En casa, estamos en 'regresión', relajamos. Las madres representan la seguridad y protección, los padres, el desarrollo y la progresión, lo que no significa que muchas veces las madres no hagan de padres y viceversa. Por eso, cuando un hijo crece, se dirige hacia el padre. Y la madre lo siente como una traición. "Mira eso ahora sólo quiere el padre". Antiguamente, cuando el niño se dirigía hacia el padre, la madre ya tenía otro bebé en la barriga. Hoy, eso deja un gran vacío en la madre. Y en un país con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, esto es dramático.

Y luego nos culpabilizamos por pasar poco tiempo con ellos...
Y nos comparamos con una utopía que nunca existió. Decimos que nuestras madres pasaban más tiempo en casa, pero los portugueses siempre han trabajado mucho. Ellas trabajaban, tenían vida social, tenían pasatiempos, sólo que era todo hecho de modo continuo. Una bocadita con los hijos, después de coger coles, luego ir a la tienda, eran 'bocaditos', lo que daba una sensación de continuidad. No se vivía en bloques de 8 horas. Pero la vida cambió radicalmente en muy poco tiempo. Todo estaba cerca, incluso dentro de las ciudades la vida se organizaba en 'aldeas'. Hoy se perdió.

¿Qué podemos hacer?
Aprovechar las vacaciones y los fines de semana para salir del esquema cotidiano, por ejemplo. Dejar ese exhibicionismo de los automóviles y de las ropas y preocuparnos más con lo que es verdaderamente importante, porque no es eso lo que nos hace felices. Incluso los niños ya valoran mucho las cosas no por su valor en sí, sino por lo que costaron. ¡Esto es asombroso! ¿Es esto lo que queremos pasarles? ¿El cultivo de las marcas? Podríamos conversar más con ellos, discutir ideas y valores, cosa que no están acostumbrados a hacer.

Hoy en día son más pantallas?
Ellos y nosotros. La idea de la tecnología es ahorrarnos esfuerzos y liberarnos. ¡Pero no nos debía liberar para más de lo mismo! Debíamos usar ese tiempo que ganamos para cualquier cosa más humana, ir a pasear, conversar, ir a una explanada, estar ojos en los ojos. Es decir, deberíamos pensar de vez en cuando en lo que queremos de la vida y en lo que pretendemos de los próximos años. Y lo que podemos hacer para llegar allí. Seguro que habrá una o más cosas que podemos cambiar. Y tener ese coraje de cambiar. Tenemos mucho miedo al cambio. A veces veo padres afligidos porque Rita va a cambiar de escuela y va a tener profesores nuevos y colegas nuevos y ahí. Pero, ¿cuál es el problema? El cambio es sano, nos crea aptitudes nuevas. Trae personas nuevas a nuestras vidas, en vez de pasar años en el mismo sitio, todos iguales unos a otros y con las mismas banalidades. Esto es un desperdicio de la condición humana.

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