lunes, 1 de abril de 2019

El Juego. Un espacio para la formación de valores

José Torres - Fátima Padrón
Profesores de la Universidad del Zulia del Departamento de Educación Física de la Escuela de Educación.
Flor Cristalino
Dra. en Ciencias Humanas. Profesora del Departamento de Tecnología y Práctica Educacional de la Universidad del Zulia.

Disponible en: Redalyc.org

Resumen
El propósito de la presente investigación fue determinar la aplicación del juego como medio generador de valores en la clase de educación física. La investigación fue descriptiva, las técnicas de recolección de información fueron la encuesta y la observación de campo. La población estudiada abarcó alumnos y docentes de escuelas públicas y privadas del municipio Maracaibo. La concepción del juego, las actitudes del docente y el ambiente generado en clase, resultaron poco adecuados para fomentar valores, por lo tanto se proponen unas orientaciones metodológicas que contribuyan al aprovechamiento del juego como herramienta fundamental para el docente de Educación Física.

Palabras clave: Juego, valores, escuela. Games: A Space for Developing Values

Abstract
The purpose of this research project was to determine the application of games as a value-generating medium in P.E. classes. The project was descriptive; data collection techniques included surveys and field observation. The population studied consisted of students and teachers at public and private schools in the municipality of Maracaibo. The concept of play, the teachers’ attitudes and the atmosphere generated in class proved to be poorly suited for promoting values; therefore, certain methodological procedures were suggested that will contribute to taking advantage of games and play as basic tools for the Physical Education teacher.

Introducción
El artículo que a continuación se presenta, surge producto de una serie de interrogantes, inquietudes e investigaciones que los autores del mismo han realizado en los últimos años de experiencia docente en el área de la Educación Física respecto a las infinitas posibilidades que ofrece el juego, no sólo en el ámbito de la diversión, el entretenimiento, la preparación física y la enseñanza deportiva, como muchos educadores físicos lo han enmarcado; sino como un espacio valioso para el desarrollo y fomento de valores que inciden en la transformación de actitudes y por ende en el mejoramiento de la personalidad del niño.

Precisamente, en el ámbito escolar, campo de estudio de esta investigación, el juego ocupa un lugar importante en la vida del niño, tanto en el horario formal de clase como también en sus actividades extraescolares. Esto se ve reflejado particularmente en el área de la Educación Física, donde el juego forma parte de los bloques de contenidos del diseño curricular. En igual medida, ocurre con los valores por estar dentro del diseño instruccional, al formar parte de los ejes transversales, que interactúan de manera permanente con todas las áreas del currículo y que de una forma permanente deben ser practicada si se desea promover una educación, que no sólo aborde los aspectos motrices, cognitivos y la formación de un individuo con actitudes a la altura de los tiempos que les ha tocado vivir.

El escenario particular de esta investigación es la clase de Educación Física, por constituir ésta el espacio educativo que contempla directamente al juego como parte específica y relevante de la educación del niño, debido a las características particulares de esta área de estudio. A lo largo del trabajo se irán mostrando los aspectos más relevantes del juego desde el existir infantil, la importancia que tiene en el desarrollo integral del niño, la manera cómo el juego se relaciona directamente con la formación de valores; la forma como se ha venido trabajando y el papel del juego dentro de la clase de educación física, hasta llegar a proponer orientaciones metodológicas tendentes a la aplicación provechosa del juego dentro de la clase.

Intencionalidad del Estudio
La intencionalidad del estudio se expresó con el planteamiento de los objetivos siguientes:

Objetivo General
− Presentar orientaciones pedagógicas metodológicas para la aplicación del juego como espacio tendente al fomento de valores en el niño durante la clase de Educación Física.

Objetivos Específicos
− Precisar la importancia que tiene el Juego en el desarrollo y educación integral del niño.
− Destacar la relación que existe entre el juego y la manifestación de valores en el niño.
− Analizar la relación que establecen los docentes del área de la Educación Física entre el Juego y la formación de valores en el niño.
− Proponer orientaciones metodológicas que favorezcan el aprovechamiento del Juego como espacio para el fomento de valores en el niño dentro de la clase de educación física.

Justificación
El juego representa para la existencia humana infantil una de las experiencias más significativas y de mayor contribución en el desarrollo biológico, psicológico, social, motriz y espiritual del niño. Basta con observar por breves minutos como un niño o un grupo de ellos comienzan a reproducir o bien crear una serie de acciones, estableciendo pautas y maneras de llevarlas a efecto, en un ambiente de alegría, espontaneidad, libertad y acuerdos, lo que demuestra la naturalidad del juego en edades tempranas.

Además se propician una serie de situaciones que le permiten al niño ejercitarse en la toma de decisiones respecto a los diferentes roles, conductas y actitudes necesarias para la convivencia y su formación como ser humano integral.

El abordar el tema del juego y la formación de valores representa un aporte sumamente interesante y de relevancia en la actualidad, si entendemos esta actividad como parte significativa del quehacer cotidiano del niño en todo el proceso de desarrollo, maduración e identificación cultural. Además, se observa con mucha preocupación y con una frecuencia alarmante en los diferentes medios de comunicación venezolanos cómo los niveles de violencia, maltrato, delitos contra la propiedad privada, la constante violación a las buenas costumbres y el buen orden social, se han incrementado a cifras inimaginables en los últimos años.

La escuela no ha estado ajena a este tipo de influencias, de allí que manifestaciones como las mencionadas anteriormente se vislumbren dentro de las aulas y patios escolares, cada vez con mayor énfasis y persistencia. Por lo antes expuesto, se requiere con urgencia que la escuela protagonice una serie de esfuerzos conjuntos con todos los agentes involucrados en el proceso de formación del niño, en materia de la educación en valores.

En respuesta a lo ya señalado, estamos convencidos que el área de Educación Física reúne una serie de elementos que posibilitan el ejercicio directo de los valores puesto que la mayoría de las actividades son de tipo práctico, realizadas frecuentemente en grupo, en espacios diferentes a las aulas de clase y en condiciones que permiten la espontaneidad, la libre participación, el contacto permanente con docentes y compañeros de clase, en un ambiente socio emocional muy rico. Por otra parte, uno de los actores principales en este aspecto es el docente de Educación Física, el cual amerita tener claro el rol que desempeña ante la promoción de valores en el niño y, por ende, capacitarse en la aplicación del juego como una herramienta clave en la formación dentro del área, en la cual se desenvuelve.

En atención a lo anterior, el Juego viene a representar una de las herramientas pedagógicas clave para ser aplicada dentro del sistema educativo en las primeras etapas como un instrumento que podría colaborar efectivamente, en la recuperación de una serie de aspectos relacionados con el ser, el conocer, el saber hacer y el convivir, indispensables para alcanzar la formación adecuada y promover valores que colaboren con el desarrollo equilibrado de cada niño, por la espontaneidad con la que aparece esta práctica en el mismo y por los múltiples aportes, que según expertos ofrece al individuo, especialmente en edades infantiles.

Fundamentación teórica
La fundamentación teórica que apoya esta investigación se derivó de una serie de concepciones de diversos autores en torno al tema del juego, importancia en la vida del niño y su relación con el fomento de los valores.

El Juego, herramienta importante para el desarrollo y la educación integral del niño
El juego es un tema que ha sido estudiado y discutido desde tiempos remotos y desde diversas perspectivas. Muchos teóricos, representantes de las diferentes áreas del conocimiento, han intentado abordarlo y definirlo, encontrándose con las consecuentes limitaciones al pretender encerrar en un sector del saber una experiencia tan profunda del ser humano. El juego tiene diversas connotaciones sobre cada una de las esferas que componen al hombre. Así se encuentran posturas antropológicas, socioculturales, psicológicas, pedagógicas, entre otras, que expresan realidades de lo que ocurre con esta actividad, siendo en la mayoría de los casos, un reflejo incompleto de la experiencia misma. De allí que, todo lo que se pretenda explicar respecto al juego sólo son aproximaciones parciales de la naturaleza, significado y efectos de esta actividad en la vida del ser humano. Sin embargo, algo que no está en duda y de alguna u otra forma cada tendencia teórica destaca, es la relevante importancia del juego en el desarrollo integral humano, especialmente en las edades tempranas.

Partiendo de esta reflexión y consciente del carácter parcial de cada una de las concepciones desde la cual se ha pretendido abordar el juego, se comentarán brevemente algunos aspectos de las tendencias teóricas de interés para esta investigación, sin pretender profundizar en cada una de ellas, más bien extraer el significado, valor y beneficios que cada una cataloga al juego como una actividad promotora del desarrollo del ser humano. Desde la antropología, se define al juego como una práctica inherente a todo ser humano y una experiencia que rebasa lo simple y trivial del entretenimiento. Es un comportamiento de un placer voluntario, en donde el individuo se ve envuelto desde el nacimiento hasta la muerte, marcando un profundo impacto en el desarrollo biopsicosocial del hombre... es un comportamiento universal y vital para la existencia humana (Ramos, 2000). Así mismo, el juego puede considerarse relevante en el origen de la cultura, pues sus componentes de libertad, invención, fantasía y disciplina, son verdaderos motores del progreso humano (Martínez, 1993).

Desde la psicología, ciencia que estudia al hombre y su comportamiento, se han interesado en abordar el juego considerándolo como un espacio natural de la vida infantil que ha aportado un sin fin de beneficios. Esta perspectiva le ha asignado al juego un lugar preponderante, en cuanto a la colaboración qué este ofrece al reforzar la práctica de situaciones placenteras, abordaje de experiencias traumáticas, que colaboran en el ejercicio de la vida futura del niño. También ofrece un gran aporte en cuanto al juego y la evolución del pensamiento infantil, señalando que el mismo es un elemento importantísimo que refleja de alguna manera la evolución que, desde lo cognitivo, va adquiriendo el niño, convirtiéndose a su vez en el escenario por excelencia para el ejercicio continuo del pensamiento infantil, a través de la interacción del individuo con el medio ambiente que lo rodea (Piaget citado por Papalia, 1992).

En cuanto a la óptica pedagógica se destaca lo señalado por diversos autores, quienes le han otorgado al juego una importancia educativa, catalogándolo como la manifestación más pura y espiritual del ser humano en edad infantil e imagen y modelo de la compleja vida humana, además de los beneficios de alegría, libertad, contentamiento y tranquilidad que proporciona a quienes lo practican (Anzola, 1994). Partiendo de lo antes mencionado se puede afirmar que el juego afecta de una manera directa la totalidad del ser, provocando una serie de beneficios a saber:
En el ámbito de lo biológico, constituido por los cambios en el cuerpo, cerebro, capacidad sensorial y en las destrezas motoras con el paso del tiempo, el juego se convierte en un instrumento importante según Padrón (2001) por cuanto:
− Facilita múltiples oportunidades para que el niño descubra su cuerpo, se forme una correcta imagen corporal y se reconozca como persona.
− Sirve de experiencia para el continuo ejercicio de los diferentes sistemas y estructuras, favoreciendo el desarrollo músculo esquelético y la coordinación motriz de sus miembros.
− Favorece la maduración y afianzamiento de las habilidades físicas básicas y diversificadas como la marcha, carrera, salto, lanzamientos, recepciones, tracciones, propulsiones, entre otras, y sus diversas combinaciones y posibilidades.
− Colabora en el desarrollo de la agudeza de los diferentes órganos sensoriales tanto exteroceptivos, propioceptivos como interoceptivos, contribuyendo al mejoramiento de la estructuración perceptual.
− Propicia un mejoramiento en la coordinación haciendo mucho más efectiva la combinación entre el sistema nervioso central y el sistema muscular, produciéndose cada vez movimientos más efectivos y eficientes. − Mejora la precisión de los gestos y el lenguaje tanto corporal como oral, a través del juego cantado y dramatizado, favoreciendo las posibilidades de comunicación.

Desde la esfera cognoscitiva, relacionada con todos los cambios en las habilidades del pensamiento, actividades y organización mental, el juego es un gran colaborador en cuanto a:
− La adquisición de conceptos dentro de la misma práctica lúdica como tamaño, colores, formas, nociones de cantidades, clasificación, seriación, manejo de las variables de espacio (arriba, abajo, izquierda, derecha, delante, detrás) y tiempo (antes, durante, después, lento, moderado, rápido).
− Posibilita la comprensión de situaciones, elaboración de estrategias, la anticipación de acontecimientos, la solución de problemas, colaborando con la construcción paulatina de un pensamiento lógico objetivo, dejando progresivamente el pensamiento egocéntrico.
− Facilita el conocimiento y la comprensión del mundo que le rodea sobre el cual irá regulando sus actitudes y conductas.
− Potencia la imaginación, el pensamiento simbólico y la creatividad.

En cuanto al desarrollo socio emocional, referido a los cambios y progresos que van ocurriendo en la forma única de una persona de responder, sentir o reaccionar, el juego colabora de muchas maneras, entre las cuales se indican:
− Permite, dentro de un ambiente seguro, y tranquilizador, poner a prueba las facultades propias en forma competitiva, cooperativa y de intercambio con los otros.
− Contribuye a la satisfacción de las necesidades de dominio, seguridad en si mismo y alimentando el autoestima del niño.
− Permite liberar cargas emocionales, a través de la fantasía y actividades motrices.
− Favorece la superación de situaciones conflictivas y de frustración, adaptándolas a su capacidad de asimilación.
− Permite explorar, experimentar y probar ideas, descubriendo aspectos importantes que beneficia la convivencia y la socialización.
− Facilita situaciones para el aprendizaje moral de las reglas de convivencia, participando en situaciones imaginarias, creadas y mantenidas colectivamente, aceptando roles y funciones sociales que ayudan a construir límites en las relaciones.
− Es un elemento de interacción e integración social por excelencia, propicia situaciones y oportunidades para el encuentro consigo mismo, con los otros y lo cultural.

Todas las virtudes mencionadas anteriormente representan una muestra de las posibilidades infinitas que tiene el juego como herramienta valiosa y fundamental en la formación y vida de todo niño, ameritándose de manera ineludible y con carácter permanente su inclusión en todo plan curricular de formación en las edades infantiles, respetando a su vez las etapas de evolución del niño, sus intereses y necesidades intrínsecas, en un clima de libertad, elección y participación voluntaria.

Aprendizaje de Valores en el Niño
Conociendo parte del significado y relevancia del juego en la vida y formación de todo niño, es importante abordar desde el punto de vista teórico la forma como el niño va construyendo e incorporando un sistema de valores durante su desarrollo evolutivo, el interés fundamental que tiene el aprendizaje de los mismos desde tempranas edades, el papel que cumple el juego dentro de ese proceso de formación de valores y el rol que cumple la escuela como escenario para el fomento de estas guías de comportamiento en el niño.

Respecto al tema de los valores, se advierte el aporte de muchos investigadores, que desde diferentes perspectivas, ya sea filosófica, psicológica o del desarrollo humano han realizado aportes al tratar de explicar la manera del cómo en el ser humano va surgiendo el concepto de valor y la manera cómo se va estructurando un sistema de referencia que le facilite el desempeño a lo largo de su vida.

De ahí que, desde la filosofía de la moral racional se señale que la vida es considerada como la norma del valor, donde aquello que la facilita y permite su normal desarrollo es percibido como bueno y todo aquello que atenta negativamente es considerado como malo. Agrega que el ser humano descubre el valor a través de las sensaciones físicas de placer o de dolor, llamado código automático de valores. Sin embargo, por el hecho de ser el hombre un ser pensante, el alcance del valor no se queda en lo meramente automático y orgánico sino necesita de una guía de valores conceptuales que orienten sus acciones a fin de sobrevivir. De esta forma la garantía de la vida pasa del vivir o morir a una escala mayor de pensar o no pensar, de ir diferenciando lo verdadero de lo falso, lo correcto de lo incorrecto, formas de validar los conceptos, conocimientos entre otros (Cañón, citado por Bolaño, 1996). De lo antes mencionado se infiere que el origen del valor se encuentra en el concepto de vida y de aquello que desde el razonamiento humano y su ejercicio cotidiano, la potencian, la promueven y la hacen más digna.

Desde el plano psicoterapéutico el valor es definido como la inclinación o tendencia que tiene una persona de preferir un objeto simbólico o concreto más que otro. También se plantea que, el ser humano se inclina por aquellas experiencias que mantienen, mejoran y actualizan el organismo y rechaza aquellas que no sirven a este fin. De esta manera puede señalarse que el proceso valoral en el niño se fundamenta sobre la base de la sabiduría fisiológica de su cuerpo poco consciente y cambiante (Roger citado por Bolaño, 1996). Una vez que el niño comienza a considerar como propio el juicio valoral de los otros, llámese padres, abuelos, hermano, maestros, amigos, profesores, instructores, medios de comunicación, vecinos, entre otros, como una manera de obtener afecto y aprobación, deja atrás la fase organística de valores operacionales para entrar en la etapa de los valores conceptuales que se adoptarán como propios en la vida adulta, ahora menos cambiantes y más duraderos respecto a la fase anterior.

Con referencia en el desarrollo humano, personas preocupadas del tema como Piaget, Kohlberg y Seleman, han sido los exponentes que, de una manera sistemática y de mayor consistencia científica han abordado, desde ésta área del conocimiento, el origen y desarrollo del valor en el ser humano. En este orden de ideas es importante destacar lo planteado por Kohlberg al señalar diferentes niveles o etapas por las cuales debe pasar toda persona, partiendo de una posición de total dependencia y aceptación externa de normas de conducta, hacia una posición de autonomía producto del razonamiento y la toma de conciencia personal. Para el autor en cuestión, el desarrollo moral atraviesa por tres niveles que a su vez están subdivididos en dos cada uno, para conformar seis estadios. Esto significa que el desarrollo valoral es un proceso que va desde lo preconvencional a lo posconvencional, pasando por una fase intermedia denominada convencional (Kohlberg, citado por Deval y Enesco, 1994).

En la fase preconvencional (4 a 10 años), el origen del valor se da cuando el niño, antes de los diez años de edad, tiende a evitar el castigo y a obtener recompensa, donde las cosas son apreciadas por la gratificación que produzcan. Este nivel se denomina pre moral o preconvencional porque los valores simplemente reflejan las presiones externas. La motivación dominante en la primera etapa de esta fase es evitar el castigo, mientras que en la segunda etapa la motivación está potenciada por la satisfacción de las propias necesidades e intereses.

En el nivel convencional (10 a 13 años) el énfasis se da en mantener el orden social convencional y satisfacer las expectativas de los demás. De ahí que, el niño valore las cosas y los actos propios y de otros, considerando la aprobación y aceptación que los otros tengan de él. Al final del nivel convencional, la motivación está centrada en ser una buena persona ante los propios ojos y los de los demás, para luego centrarse el proceso en evitar rupturas en el sistema social.

En el nivel posconvencional (13 años hasta final de la adolescencia) se ubica la racionalidad sobre las acciones, en función de la conveniencia social y del orden establecido dentro de la misma. Esta incluye la etapa correspondiente a la esfera de los principios morales auto aceptados y en las normas compartidas.

El aporte de Kohlberg ha sido de gran interés e importancia en el campo educativo, especialmente lo referido a la educación de los valores, pues representa una pauta en cuanto a la comprensión de cómo el niño va incorporando dentro de sus estructuras mentales y emocionales los valores que regirán su comportamiento, frente al mundo de relación con el resto de los objetos, las ideas y las personas. En este sentido, se considera un aporte significativo y un referente fundamental en la planificación de cualquier actividad cuya intención esté centrada en la formación de la plataforma valoral del niño.

Es oportuno en estos momentos acotar que el nivel de razonamiento moral y del proceso valoral de una persona están tremendamente influenciados por la edad, el nivel socioeconómico y la educación. Además, la velocidad con que los niños atraviesan estas etapas es afectada por la naturaleza de las interacciones familiares, especialmente la de los padres. Un dato importante, reflejado en investigaciones, es que los niños cuya evolución más rápida tenían padres que los apoyaban y animaban en participar, los escuchaban, alababan, les hacían preguntas clarificadoras asegurando que sus hijos les entendieran claramente sus planteamientos (Hoffman y colaboradores, 1996). Esto permite reconsiderar la suma importancia de la actitud de padres, maestros y personas adultas significativas para el niño frente a situaciones cotidianas que tengan estrecha relación con el área de los valores.

Sintetizando lo argumentado, podría decirse que partir de la necesidad de conservación de la vida del organismo, de la experiencia, el pensamiento y de la función vital del desempeño de roles, es lo que hace posible el desarrollo de guías automáticas de acción, las cuales se van razonando y concientizando en la medida que el individuo humano alcanza, mediante un proceso de desarrollo cognitivo y social, un nivel de pensamiento lógico y de convivencia social; nivel éste que le permite construir valores conceptuales que orienta la acción del individuo y de la sociedad hacia el resguardo, mantenimiento, actualización y trascendencia de la vida.

Importancia de la formación de valores en el niño
Existe un sin fin de razones que le otorgan relevante importancia a la formación de los valores en las personas, especialmente en las edades tempranas. Una muestra de tal significación la expone Izquierdo (1998), quien desde una perspectiva individualista define los valores como:
− Patrones que sirven para guiar la vida de los hombres.
− Orientan la acción humana en las situaciones concretas de la vida.
− Mediatizan la percepción que nos formamos de los demás y de nosotros mismos.
− Representan un plan general de apoyo y ayuda para evaluar, resolver conflictos y tomar decisiones.
− Sirven para mantener y exaltar la autoestima.
− Son metas ideales que transcienden a las situaciones.
− Son patrones normativos y determinantes de actitudes y conductas.
− Constituyen la puesta de entrada al mundo de la trascendencia.
− El sentido trascendente de los valores fundamentan la fraternidad y la solidaridad humana.
− El valor siempre se refiere al ser humano, pero el valor moral transciende a su portador, hacia los otros.


Así mismo, Camargo y Colaboradores (1998), agregan que los valores son útiles a las personas de múltiples maneras, a saber:
− Como guías para la acción: según lo que las personas consideren importante, bueno, beneficioso para sus vidas, fundamentados en eso van a actuar.
− Como guías para evaluar o juzgar situaciones: sirven como puntos de referencia para establecer razonamientos y comparaciones y emitir opiniones en determinados momentos de la vida.
− Como base para racionalizar conductas y creencias: sirven para argumentar los propios actos e ideas o las de los demás.
− Para estimular cambios personales: una de las características básicas de los valores es que son inagotables, poseedores de una dimensión ideal, nunca del todo acabados, lo cual les confiere un carácter motivacional que demanda una constante preparación y búsqueda.
− Para expresar sentimientos: en su manifestación se ponen juego, tanto los componentes lógicos racionales de la persona, como los sentimientos y las emociones principalmente.
− Para despertar sentimientos en el otro, compartir y vivenciados.
− Al compartirlos con otros generan seguridad e incrementan el auto concepto y autoestima de la persona.

Los aspectos expresados denotan lo determinante que puede llegar a ser desarrollar y formar valores en la vida de cualquier individuo, comenzando desde edades tempranas, donde el proceso de hacerse persona se está iniciando y donde la capacidad para asimilar y acomodar es bastante significativa. Es el período donde el ser humano inicia el proceso de construcción de su personalidad en todos los aspectos, tanto físicos, cognitivos y socio emocionales, situación que demanda de todos el mayor esfuerzo posible para crear las bases, de lo que será mas adelante el futuro adulto.

Este proceso se construye de una experiencia interior inscrita en el seno familiar y escolar, que trasmite a ese ser en desarrollo todo un sistema cultural impregnado de valores. Es en estos espacios donde el niño va configurando paulatinamente, no sólo un mundo de experiencias, sentimientos y emociones, sino también los rasgos de su propia personalidad. Sin duda ello dependerá del trabajo progresivo, constante y consciente de los padres y maestros, unido a la experiencia de vivir con intensidad sus propios valores y su modelaje para la construcción de vidas con propósitos claros.

Relación del Juego con la formación de Valores en el Niño
En este apartado se intenta establecer la relación entre ambos aspectos, con la intención de plantear una serie de lineamientos generales basados en las características más resaltantes del juego, que le otorgan un sitial relevante como espacio significativo para la formación y fomento de los valores en el niño. Se mencionan a continuación algunos de estos elementos característicos del juego, como son:

− El juego como actividad natural e intrínseca del ser humano constituye una actividad universal presente en todas las civilizaciones, recreando, reforzando y reinventando los elementos culturales de las mismas. Obviamente, según juicios emitidos por expertos en el área, el juego representa un espacio y herramienta útil al servicio del desarrollo del ser humano, especialmente en aquellos períodos donde su práctica natural es más frecuente y existen mayores posibilidades para su ejercicio.

Por otro lado, la pedagogía moderna también sugiere el empleo dentro de los espacios educativos no sólo el juego como una actividad inherente en las jornadas diarias, sino algo más profundo y comprometedor, la lúdica como aspecto natural del hombre, lo que significaría incorporar la espontaneidad, la participación voluntaria, la cogestión, autonomía, diversión, flexibilidad normativa y creatividad, como parte cotidiana de cualquier proceso de aprendizaje.

Como se aprecia, toda iniciativa que se desee desarrollar respecto a la educación del niño y en este caso particular referida a la formación y consolidación de valores desde la clase de educación física, debe incorporar dentro de si al juego como un elemento fundamental para el logro de los objetivos de forma eficiente y efectiva.
El Juego como experiencia Globalizadora: al mencionar la expresión “experiencia globalizadora” se está haciendo referencia a una categoría que define una estructura de relación entre los componentes que conforman al ser humano. Estos elementos son, según la Organización Mundial de la Salud, el componente biológico o corporal, el psicológico o cognitivo y el social o relacional.
En este sentido, el juego se convierte en una experiencia que posibilita la estimulación simultánea de todos y cada uno de estos componentes, haciendo énfasis en uno u otro aspecto, según sea la naturaleza y tipo de juego en el cual se involucre el niño. Este efecto globalizador, presente en el juego, constituye un aspecto de mucha trascendencia en las etapas tempranas del desarrollo del niño, puesto que es en ese período donde va construyendo su aprendizaje mediante la acción personal, concreta y directa con la situación, con el material y el resto de sus compañeros de juego, en un ambiente amigable y ajustado a sus exigencias.
Ese mismo efecto globalizador permite que el niño exprese con libertad todo cuanto él es, posibilitando oportunidades de contraste, convergencia y de regulación o estimulación de aquellos aspectos que así lo ameriten. También facilita situaciones para el descubrimiento de conductas que pudiesen transformarse en elementos de tropiezo en etapas posteriores y aquí cobran importancia los adultos significantes que velan por el porvenir del niño.
Una de las características fundamentales en cuanto a los valores y su asimilación, son los componentes racionales, sentimentales y emocionales y hasta físicos, que demandan una experiencia globalizadora a fin con esta manifestación integral del juego como espacio multi expresivo favorable para la formación de valores en el niño.

El juego como experiencia libre, espontánea y voluntaria es una de las características que con mayor frecuencia se encuentra en las definiciones planteadas por los especialistas, que desde una u otra perspectiva han abordado el juego, es la referida a la libertad de acción, al ejercicio de la voluntad y a la participación espontánea. Es entonces, en esa experiencia de libertad que el niño se expresa, comunica y comparte, en un ambiente de verdadero descubrimiento e intercambio, sin sanciones preestablecidas, que el niño ya conoce y no son motivo de sorpresa y frustración.

Además, una situación de libertad permite aflorar sentimientos, conocimientos, emociones y niveles de relaciones que expresan actitudes basadas en lo que al niño le agrada, rechaza o valora. De ahí que el juego se transforme en un espacio para el ejercicio de la libertad del niño y dentro de la misma va planteándose, conjuntamente con los otros, lo valioso, lo importante y lo que no lo es.

− El juego como experiencia placentera desarrollada de manera espontánea, voluntaria y libre, está llena de alegría, carcajadas y comentarios ruidosos de los participantes, los cuales dejan entrever lo provechoso y útil que es este tipo de actividad para la vida del niño. Para Torres y Velandia (2000) es, a través del juego donde el niño adquiere condiciones de felicidad, júbilo y ensoñación que muy pocas veces surge en otro tipo de experiencia; sin embargo con frecuencia es malentendida por el adulto, catalogándola como actividad estimuladora del desorden y la indisciplina. En ese mismo orden de ideas, Esclarin (1999) plantea que en toda experiencia placentera y de alegría se genera una motivación interna que impulsa siempre a ir más allá de lo esperado. Agrega que este tipo de experiencia propicia la confianza y el ambiente apropiado para desarrollar la amistad y con ello la seguridad, la consideración y la estima de sí mismo y que posee una dimensión educativa muy profunda; por ello estas experiencias en la escuela son las que calan más hondamente en el espíritu y marcan a la persona para toda la vida. De esa misma forma, ese ambiente festivo, de alegría, placentero y de gratificación, se transforma en un espacio atractivo, de preferencia y confianza para el niño, posibilitando el descubrimiento sin barreras y restricciones que obstaculicen el aprendizaje de cualquier índole y en particular el de los valores.
El juego como espacio de participación, protagonismo, relaciones y ejercicio de roles es una actividad que por su atractivo y ambiente festivo, invita a la participación espontánea de los niños, siendo además una actividad que brota naturalmente de ellos permitiendo, en la mayoría de las ocasiones, establecer contacto, no sólo con diversos espacios y materiales, sino especialmente con otros seres humanos de diversas edades, sexo y clases sociales; lo cual puede propiciar situaciones bastante enriquecedoras en el desarrollo de experiencias de socialización y convivencia.
Otro aspecto importante es que el juego permite al niño la posibilidad de ser protagonista de sus propias acciones, al ser una práctica que facilita la autonomía a través del desarrollo de procesos autogestionarios que desencadenan compromiso con la actividad y con el resto de los involucrados. Esto va favoreciendo en el niño en constante evolución, una actitud de responsabilidad, de hacerse cargo y ser coautor de sus experiencias y de la propia realidad en la que participa, situación que le permite acceder a valores como la amistad, la solidaridad, el compromiso, la libertad, entre otros, que sólo se logrará en una experiencia auto creada o donde el niño haya tenido la posibilidad de participar en su construcción y desarrollo.
Este aspecto del juego, como abanico de posibilidades para potenciar las relaciones entre los niños es propicia para que éstos vayan identificando aquellos aspectos de la vida que les proporcionan satisfacción a los propios intereses y que no perjudican a sus semejantes, además les facilita oportunidades para la convivencia y la manifestación de actitudes que podrían ser rechazadas o aprobadas por el resto de los protagonistas del juego y con ello reforzadas o evitadas para su futuro. En estos momentos de interacción, reencuentro, dinámicas y experiencias, es importante el apoyo de un adulto significante para el niño como padres, maestros, entre otros, que colaborarían en el proceso alentando, estimulando la participación, planteando preguntas para clarificar cualquier situación de dudas o problema que surja. El juego cumple entonces, entre tantas funciones, la de propiciar espacios para la escenificación de situaciones que más tarde serán traducidas en auténticos valores.
− El juego como espacio reglado y de negociación lleva implícito en su estructura una serie de reglas y normas establecidas por quienes voluntariamente se disponen a jugar. Esta estructura interna del juego imprime dinamismo y propicia la interacción de los participantes, generando en cada uno un sin fin de beneficios en las estructuras mentales, emocionales, sociales y físicas.
El juego, en este sentido, se convierte en un espacio aprovechable para transitar por el mundo de la norma, su comprensión e importancia para la convivencia grupal y social. Propicia a su vez el paso de un comportamiento individualista hacia el grupal, fundamentado sobre normas que se vuelven básicas en la interacción y la convivencia. Cumple el papel de mediador desde las tempranas fases del desarrollo egocentrista, de sumisión y dependencia ciega del otro y del respeto mudo de la norma, a una conciencia que reflexiona, critica, decide y articula diferentes puntos de vista hasta llegar a comprender y a ubicarse dentro de la dinámica de la convivencia social con mayor autodeterminación; aspecto que contribuirá favorablemente en el desempeño de un vida de relación abierta, agradable, adaptada y transformadora.
Con base a lo anterior, se concluye luego de la revisión teórica sobre el juego y el fomento de valores en el niño, que existe una vinculación estrecha entre ambas variables lo cual posibilita el logro de altos resultados en la formación del individuo. De allí que se hace necesario el uso del juego como una herramienta fundamental para la Educación General y la Educación Física en particular, en la consolidación de valores que guíen de manera adecuada y exitosa la vida de cada niño.

Procedimientos Metodológicos

La presente investigación fue descriptiva aplicada y tiene en su desarrollo dos momentos, a saber: un primer momento donde se realizó una revisión bibliográfica relacionada con las dos variables involucradas en la misma referidas al juego y la formación de valores, arrojando todo un marco teórico conceptual que le proporciona el soporte necesario que justifica el desarrollo de la investigación titulada El Juego, un espacio para el fomento de Valores.

Un segundo momento donde se considera la selección del personal de apoyo comprometido con el proyecto y con la experiencia suficiente en la aplicación de juegos dentro del ámbito escolar, formando un equipo de trabajo con alumnos cursantes de las unidades curriculares Práctica Profesional II, Recreación, Educación Física Infantil, del Departamento de Educación Física, Deporte y Recreación y estudiantes del Plan Especial de Profesionalización Docente de la Mención de Educación Básica Integral, de la Universidad del Zulia ambos. La población de la presente investigación la conformaron docentes egresados de la Mención Educación Física de LUZ y docentes no graduados, quienes ejercen docencia en institutos públicos y privados de las dos primeras etapas de la Educación Básica, ubicados en el Municipio Maracaibo.


Técnicas e instrumentos aplicados
Las técnicas utilizadas en la investigación fueron la encuesta estructurada y la observación directa en las clases de Educación Física (se observaron alrededor de 150 docentes y se aplicaron 250 encuestas).
En cuanto a los instrumentos de recolección de información se diseñó uno de tipo general para conocer varios aspectos importantes en cuanto a la concepción de la Educación Física por parte de los docentes y la forma de realizar las clases. En tal sentido se trató con datos relacionados con los docentes, su formación específica, propósito perseguidos en la clase, métodos utilizados, contenidos más trabajados, recursos utilizados, presencia del juego en la clase, forma de utilización del juego, tipos de juegos aplicados, propósito de su aplicación.

Posteriormente se diseñó y aplicó un instrumento de observación del juego que consistió en la observación de la clase de Educación Física donde el docente aplicaba juegos durante el desarrollo de la misma. Este instrumento se utilizó con el propósito de recabar información específica respecto al uso del juego para conocer de esta manera cual realiza, el propósito, momento de la clase donde lo aplica, frases que utiliza, relación del juego con la etapa de desarrollo del niño, importancia que le da el docente al juego como herramienta educativa, tipos de reforzamientos y conductas asumidas durante la práctica, todo esto para tener elementos de valor y determinar la forma como el juego es aprovechado en el ámbito de la clase y la relación que establece el docente con la promoción de valores.

Toda esta información permitió plantear las conclusiones y presentar las orientaciones metodológicas para sacar provecho del juego en el ámbito de la clase de Educación Física con ese fin axiológico.

Interpretación de los Resultados de la Investigación
El nivel de formación y experiencia académica de los docentes encuestados se centra en el área de la Educación Física (88%) y el Entrenamiento Deportivo, quienes a su vez trabajan como entrenadores deportivos (25%) de allí que la concepción manifestada por el docente en el desarrollo de su labor está influenciada por un pensamiento competitivo, de rendimiento físico, de altos resultados técnicos, observándose una excesiva deportivización de la clase de Educación Física. El 95% de los docentes centran sus clases en actividades deportivas puesto que el 75% manifestó que los deportes, el entrenamiento y la condición física son las áreas que más dominan. El 68% de los docentes utilizan juegos de carácter competitivo y eliminatorio (el que pierde, sale del juego). Se reflejó que el contenido más trabajado en Educación Física es deportes colectivos.

De igual forma la respuesta dada sobre la finalidad e importancia de la Educación Física, de acuerdo con su concepción educativa, el 100% de los docentes señaló como “muy importante” desarrollar las habilidades, destrezas deportivas, así como incrementar el rendimiento deportivo. Todo esto se refleja en las actitudes observadas y en los tipos de juegos que aplican los docentes siendo los juegos competitivos, Juegos eliminatorios, de relevos, motores, predeportivos, en su mayoría, los más utilizados.

La razón por la cual se concluye que estos juegos no permiten promover los valores es porque se observa que el ambiente generado en la clase de Educación Física estimula exageradamente la competencia, en algunos casos desleales, (hay que ganar sin importar los medios), propiciando violencia, burla, agresividad, porque lo importante es vencer al rival, sin que esto signifique que las actividades competitivas y deportivas no propicien el desarrollo de otros valores (disciplina, perseverancia, aprecio por la actividad física, lealtad, respeto, entre otros).

En cuanto a la metodología, se observa que el 80% de los docentes la utilizan para enseñar un contenido deportivo dentro de la clase, un 20% la emplea para entretener y ninguno para satisfacer los intereses y necesidades de los niños, lo cual se considera alarmante luego de la aplicación del instrumento de Observación del Juego.

En cuanto a las actitudes mostradas por los niños durante el desarrollo de la clase (ítem número 9 del instrumento de observación), el 63% manifestó el deseo de ganar y el 55% utiliza prácticas desleales, para lograr el triunfo. De igual forma se estimula la exclusión y discriminación, al quedar fuera los menos habilidosos creándose además, una apatía y desinterés hacia el juego por parte de los menos aptos. Por otro lado vemos que los más aptos son los beneficiados, recayendo únicamente el liderazgo sobre unos pocos sin que haya oportunidades para los demás. Lo más grave aún es que se promueven antivalores tales como peleas, irrespeto a las normas establecidas, trampas, demoras innecesarias, entre otros.

Como resultado de esta concepción, las actitudes, el ambiente generado y los recursos materiales tienden a ser los clásicos. El 100% de los docentes encuestados señaló que los recursos típicos empleados en sus clases de Educación Física son: balones, silbatos, canchas demarcadas, aros, lo que aumenta aún más el componente deportivo, con las consecuencias citadas anteriormente. De igual forma el lugar de trabajo, que en la mayoría de las veces es la cancha, el 98% de los encuestados la utilizan, condicionando así el tipo de práctica o juegos que el docente realiza.

Se nota además, un escaso interés del docente por estudiar los juegos en forma reflexiva y creativa, recurriendo al juego como una receta o actividad rígida, para complementar la sesión de Educación Física o el entrenamiento, es decir, poco se inclina por modificar, variar o adaptarlo a las características de los alumnos, para hacer que éste sea más pedagógico y menos aún con la intención de emplearlos para la formación de valores en los niños. En cuanto al momento de la clase donde se utilizaba el juego, el 23% lo hace al inicio y el 77% al final, motivados únicamente por el propósito de animar a los alumnos y crear un ambiente de alegría y no para reforzar una enseñanza a través del juego.

Por lo anteriormente expuesto, se considera importante proponer una serie de orientaciones pedagógico metodológicas básicas que conviertan al juego en oportunidades para desarrollar valores, tomando en cuenta que el conocimiento, las habilidades y actitudes del docente, las características del participante, el ambiente social creado y los recursos materiales empleados, son elementos fundamentales, si se desea utilizar el juego como espacio para el fomento de valores en los niños dentro de la clase de Educación Física.

Conclusiones
La investigación realizada permitió concluir lo siguiente:
− El Juego es una actividad natural del ser humano muy importante, especialmente en edades tempranas, además de considerarse una experiencia enriquecedora de aprendizajes en lo biológico, psicológico, social, emocional y motor y por ende una herramienta fundamental en el proceso de formación integral del niño.
− El juego es una actividad que fácilmente podría emplearse con la intención de formar valores por lo que tiene de experiencia natural del ser humano, placentera, de participación voluntaria, de efectos agradables en lo biopsicosocial, emocional y motor, el ejercicio de múltiples roles en escenarios diversos que permiten la negociación, el acuerdo y el entendimiento con el resto de actores dentro del juego, condiciones que guardan una relación estrecha con el proceso de desarrollo de valores planteados en las diferentes teorías expresadas por autores expertos mencionados en esta investigación.
− El aprendizaje de valores se va dando de manera progresiva en el niño, pasando de una etapa reactiva visceral sobre todo lo que produce agrado, satisfacción personal y el bienestar que se percibe, hasta alcanzar una etapa más racional, donde se valora lo que de manera consciente y personal se considera importante, tomando en cuenta el orden social. − El juego en la clase de Educación Física, a pesar de ser incluido dentro de la planificación por exigencia curricular, no es considerado por los docentes estudiados como un espacio importante para el desarrollo de valores, debido en parte, al uso tradicional que se le ha venido dando al mismo dentro de la clase de Educación Física, empleándolo sólo como un medio generador de alegría, entretenimiento, distracción y entrenamiento físico deportivo.
− El docente en Educación Física que trabaja en las primeras etapas de la Educación Básica, relaciona muy poco los ejes transversales, entre ellos el de los valores, con las actividades de su clase, además de ignorar la metodología adecuada para abordar el juego como una herramienta para el desarrollo y fomento de valores en el niño.
− Es necesario crear espacios de reflexión entre los docentes para revisar los juegos, la metodología y el ambiente que se ha venido creando en la clase de Educación Física en cuanto a los antivalores que se manifiestan. De igual forma reflexionar en cada una de las clases con los alumnos sobre las conductas positivas y negativas que se observan en los juegos.
− Es importante generar propuestas que contengan orientaciones pedagógico metodológicas que ayuden al docente a esclarecer sus prácticas, a ser cuidadosos y responsables en la selección, aplicación, orientación y evaluación de juegos, además se sugieran formas de innovar en cuanto a la manera de utilizar y crear recursos materiales adecuados y la forma de generar el ambiente físico y social cónsono para el desarrollo y el fomento de valores en el niño dentro de las clases de Educación Física.


Orientaciones pedagógicas metodológicas generales que hacen del juego una herramienta para la formación y el fomento de valores en el niño
Uno de los aportes más significativos de este trabajo es el de presentar una serie de orientaciones pedagógicas y metodológicas generales que serán de mucha ayuda al momento de trabajar con la intención de formar y fomentar valores en el niño empleando el juego como herramienta fundamental dentro de la clase de Educación Física. En tal sentido, se consideran relevantes tres elementos sobre los cuales se debe dirigir especial atención al momento de planificar, organizar, ejecutar, reorientar y evaluar juegos dentro de la clase de Educación Física. Estos tres aspectos están presentes de forma permanente dentro de la clase a saber:


a. El docente mediador,
b. El alumno participante y
c. El ambiente de práctica.

En cuanto al Docente:
Es considerado un mediador de los juegos, pues actúa como elemento importante en la creación de las condiciones requeridas para que estas actividades se desarrollen con mayor eficacia y efectividad en función de obtener los mejores beneficios tanto para sí como para cada uno de los alumnos participantes. En este sentido, el mediador, para ejercer su rol de manera efectiva y facilitar juegos cónsonos con el desarrollo de valores dentro de la clase debe contemplar una serie de aspectos referidos a su persona relacionados con su actitud frente a los alumnos, los conocimientos que debe tener respecto al tema del juego y las habilidades y destrezas que, con maestría, debe desplegar en su clase. Seguidamente se mencionan cada uno de ellos:

En cuanto a la actitud del docente mediador, éste debe:
− Sentir amor por los niños y amar lo que hace como educador.
− Desear involucrarse en la experiencia lúdica que genera el juego.
− Valorar el juego como una herramienta básica para potenciar la vida del niño y la propia.
− Apreciar la función que como mediador debe desempeñar, sin temor de perder la autoridad al participar dentro de las actividades y los diferentes juegos.
− Asumir una actitud de espontaneidad, gozo, entusiasmo, convicción libertad, autenticidad y entreayuda dentro de la práctica, que propicie el modelaje sincero frente a los alumnos.
− Ser ejemplo vivo de manifestación de valores y virtudes puesto que el niño aprenderá y recordará por mayor tiempo no lo que se dice, sino lo que se hace y modela.
− Revestirse de paciencia, flexibilidad y creatividad durante la experiencia de juego.
− Permitir una actitud abierta al cambio y las posibles transformaciones, tanto personales como grupales.
− Propiciar, en la diversidad de posibilidades que ofrece el juego, la vivencia de un sin fin de experiencias que reequilibren el exagerado uso de la competencia dentro de la práctica, puesto que en el juego tienden a reflejarse los valores que la sociedad ha declarado como los más importantes y sobre este aspecto hay que estar reflexionando constantemente.
− Orientar de manera progresiva la actitud de independencia en los niños, orientando el proceso con propuestas que inviten a la participación, construcción y protagonismo.
− Observar con mente reflexiva las orientaciones que toma el juego al momento de su práctica y propiciar, en la medida de lo necesario, reflexiones colectivas para su posible reorientación.

Desde el punto de vista cognitivo, es recomendable que el mediador:
− Comprenda los principios fundamentales que rigen el desarrollo humano, especialmente en la etapa infantil para convertirse en canal promotor de vida al plantear actividades ajustadas a los niveles de desarrollo e intereses de los niños en las diferentes fases de la vida infantil.
− Comprenda los modos de jugar del niño a lo largo de las etapas de desarrollo.
− Entienda el tema de los valores y del cómo el individuo los va aprendiendo.
− Conozca una variada gama de juegos, no sólo los de carácter competitivo.
− Esté enterado de lo que ocurre en la realidad social respecto a los valores que se plantean, con el propósito de realizar aportes desde el juego, propiciando, si es necesario, cambios y transformaciones.

En relación al aspecto procedimental, es decir, las habilidades y destrezas que el mediador debe aplicar al momento de realizar juegos, se recomienda:
− Manejar la metodología lúdica en la clase de Educación Física.
− Estudiar las propuestas de juegos que desea compartir considerando título, objetivo, dinámica interna, desenlace, bajo la óptica de los valores.
− Emplear un lenguaje que invite a la participación, evitando los “debe”, como elemento comunicacional que expresa obligatoriedad, imposición por los “puedes”, “que les parece”, “vamos”, “nosotros”, “jugamos a”, que destaca la capacidad de escoger, la confianza y la estimulación permanente.
− Aplicar juegos acordes con el desarrollo, las necesidades y los intereses de los participantes.
− Diseñar e invita a la elaboración de recursos materiales novedosos dentro de la práctica de juegos.
− Evaluar el impacto que tiene cada uno de los juegos en el participante (comportamientos, actitudes, emociones, entre otros).

Con respecto al alumno participante:
Está representado por todas aquellas personas que tomarán parte en el juego. Se consideran el centro de la experiencia y parte fundamental que actúan como actores y protagonistas. Apoyados en la definición anterior, el juego debe transformarse en un espacio pedagógico dentro de la clase de Educación Física, donde el alumno:
− Se convierte en el centro y razón de la experiencia, donde el mismo tenga la libertad para plantear modificaciones a las actividades o incluso proponer nuevas alternativas, el lugar, los recursos, la dinámica, las normas, entre otros, transformándose en protagonistas del proceso de aprendizaje y no solo en simples participantes.
− Participe, renovando sus prácticas, planteando diferentes juegos y manifestando durante los mismos, nuevas actitudes, conocimientos y destrezas en los diferentes aspectos que conforman al ser humano (biopsicosocial, emocional y motor). − Dialogue, negocie (ganar ganar) y organizarse para llegar a acuerdos, estableciendo pautas de manera que la actividad permita destacar la importancia de las buenas relaciones.
− Reflexione sobre los contenidos, actitudes, enseñanzas manifestadas antes, durante y después de la actividad práctica para reforzar valores y eliminar antivalores.
− Descubra que el juego le permite reencontrarse con el pasado, la vida presente y la por venir, por lo que se les debe ofrecer alternativas de juegos relacionados con las tradiciones y culturas de su entorno pasado, así como también juegos actuales que los ayuden a comprender los avances tecnológicos del momento y valoren las costumbres, practicas pasadas y avances de su cultura.
− Se relacione consigo mismo y con el grupo de personas que lo rodea participando de esta forma en actividades tanto individual como colectiva.
− Descubra, a través de la experiencia compartida y voluntaria, valores como la libertad, la espontaneidad, el amor, el respeto, la solidaridad, la integridad, la individualidad, la amistad, la generosidad, el desprendimiento, la honestidad, la alegría, la laboriosidad, la felicidad, entre otros, dentro de un ambiente grupal que orienta, refuerza, apoya las actitudes, que reflejan los valores antes mencionados.

En relación a los Ambientes de Práctica:
Se entenderá como ambiente, el lugar físico y comunicacional propicio para el establecimiento de encuentros y para la construcción de valores dentro de la dinámica del desarrollo del juego dentro de la clase de Educación Física. En este sentido, para que el espacio físico y social, comunicacional o experiencial se transforme en un lugar adecuado para la formación de valores, se deben tomar en cuenta una serie de sugerencias, que vayan en correspondencia con las planteadas en cuanto a los participantes y docentes. Por lo antes mencionado, el Ambiente Físico debe:
− Contar con las condiciones mínimas de seguridad en cuanto a iluminación, ventilación, dimensiones, estructura física, temperatura, colores agradables, limpieza, libre de obstáculos que puedan convertirse en elemento provocadores de accidentes, entre otras.
− Contener elementos estimuladores de los diferentes sentidos, agradables, que invite a la participación.
− Tener las dimensiones adecuadas para juegos en grupos pequeños y grandes, con actividades pasivas o activas físicamente.
− Estar dotado, en lo posible, con los recursos que faciliten la transformación y creación de nuevos juegos tales como espejos, colchones, cuentos, cajas, pelotas de diferentes tamaños, pesos, texturas y colores, sogas de diferentes tamaños, materiales y longitudes, cajas de cartón, instrumentos de percusión, reproductor de música y cassettes, todos aquellos materiales descartables o no que puedan aportar los jugadores.

En cuanto al ambiente social, comunicacional o experiencial, se sugiere propiciar situaciones dentro del juego que generen:
− Un ambiente amigable para los niveles de comprensión, socialización y relación de los participantes.
− Los errores cometidos se toman como oportunidades no censurables.
− Un clima de afecto, consideración, cooperación, respeto a si mismo y a los demás, de entrega, compañerismo, disposición de dar y recibir, entre otros.
− Situaciones de conflicto, buscando el consenso, el acuerdo, la toma de decisiones sobre la base de los mejores argumentos.
− Un ambiente donde los positivo se destaque y lo malo se plantee como oportunidades para el mejoramiento individual y colectivo.
− Un ambiente de aceptación de la diversidad de personalidades, de las propias ideas y las de los demás.
− El ejercicio de la no-violencia en un ambiente festivo, de alegría celebración y convivencia.
− Un espacio donde el derroche esté relacionado con la felicidad y no con el uso que se le dé a los recursos del juego.

Todo lo antes señalado referido al docente mediador, al alumno participante y el ambiente físico social debe llevarse a cabo de manera constante en cada una de las clases donde el juego este presente para poder alcanzar los resultados esperados en cuanto al fomento de los valores en los niños.

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