viernes, 1 de diciembre de 2017

Baby fútbol, un fenómeno social con plataforma deportiva

Detrás de los 3.000 niños que corren detrás de una pelota todos los fines de semana está la historia de 18 clubes salteños que brindan todo lo que está a su alcance en pos de ayudar en su formación El baby fútbol, modernamente llamado fútbol infantil, es regido en nuestro país por la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI), quien orienta este movimiento social y cultural dirigido a 61.000 niños de entre 6 y 13 años que corren detrás de la pelota a lo largo y ancho del territorio nacional. ONFI nuclea a 598 clubes, divididos en 58 ligas. Una de ellas es la Liga Salteña de Baby Fútbol, que está compuesta por 18 instituciones, a las que pertenecen cerca de 3.000 niños.

“El fútbol infantil es un movimiento social con un soporte de carácter deportivo, porque es un deporte, pero hay que tomarlo como un movimiento social que reúne a la familia entera”, definió Guillermo Minutti, presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol, a EL PUEBLO. Minutti valoró el trabajo que hacen los clubes locales por los niños, a quienes se les brinda “todo lo que se puede”. “Hay que entender los problemas económicos que padecen las instituciones, para darse cuenta la dedicación que se le pone en el baby fútbol al desarrollo de los niños, porque con poco se hace bastante”, añadió.

Minutti reveló que la mayoría de los clubes realizan un seguimiento escolar de sus niños y que les dan alimentos y vestimenta deportiva, de acuerdo a las posibilidades.

El Equipo más humilde
Un caso emblemático es el de La Blanqueada, el equipo más humilde de todo el baby fútbol salteño. Esta institución del barrio Calafí, que sólo posee categorías infantiles (por lo que carece de un club detrás que la respalde), sobrevive al impulso casi exclusivo de una sola persona: Rosario Custodio. Esta mujer de 53 años se ocupa de los 100 niños que integran las ocho categorías del club. Y se ocupa de ellos en el sentido integral de la palabra: los va a buscar a su casa los días de entrenamiento y partido, les compra medias y les consigue zapatos para que todos puedan competir, les da un vaso de leche chocolatada para que no estén con el estómago vacío y, cuando puede, les da un plato de alimento.

Lo más valorable de todo es que se trata de una dama de acotados recursos económicos, que pasa el resto del día trabajando como empleada doméstica, y que por no tener locomoción propia, lleva y trae a los pequeños en ómnibus, sin importar las horas que esto le insuma. “No puedo ver a un niño en la calle, prefiero que venga a jugar al fútbol al club. Y no puedo permitir que no tenga un vaso de leche para tomar, aunque en mi casa no sobre la comida. Me gustaría hacer más por ellos, pero hago lo que puedo. Es una tarea agotadora, porque estoy prácticamente sola para todo”, comentó Custodio a EL PUEBLO.

Rosario (“Rosita” para los niños) es la única delegada de La Blanqueada y cada fin de semana que al club le toca ser locatario reza para juntar los 1.140 pesos que tiene que pagarle a los árbitros. “Con mis hijas hago tortas fritas para recaudar algún peso y por suerte se venden bien. ¿Qué pasa si no completo el dinero para los jueces? Y… tengo que ponerlo de mi bolsillo. Si no lo tengo, lo consigo, porque tenemos que pagar sí o sí para que no nos quiten los derechos de locatario”. Sin los derechos de locatario, La Blanqueada no podría jugar en el predio cerrado que le presta la Comisión del Complejo Habitacional Calafi 1 y 2, perdiendo una de las pocas fuentes de ingreso: la venta de entrada. “Hasta no hace mucho, teníamos que jugar en una cancha abierta, sin la posibilidad de vender entradas, lo que nos complicaba aún más las cosas. Ahora, por lo menos, todos los que concurren a los partidos deben pagar 15 pesos y eso nos ayuda”, acotó Custodio.

Conseguir las camisetas para competir es otro desafío. “En este aspecto necesitamos la ayuda de algún sponsor, pero son contados los que aparecen”. El año pasado apareció un auspiciante (paseo de compras ‘Pipilo’) que les brindó las camisetas para todas las categorías a cambio de publicidad. “Las cuidamos como si fueran de oro, porque sabemos que no tenemos recursos para comprar otras”. El centenar de casacas que los jugadores de La Blanqueada ensucian cada fin de semana, obviamente, la lava Rosario, a mano.

Custodio se queja de que son “contados” los padres que acompañan a sus hijos. Y la desidia de los progenitores la recarga de trabajo, porque debe ir por los niños a sus casas y devolverlos después de los partidos. “El jueves pasado, incluso, salí de trabajar y me fui corriendo a buscar a algunos chiquilines, porque teníamos partido a las 18.30 en cancha de Chaná. Llegamos 15 minutos antes, pero resulta que nos habían entendido mal y el juez pensó que habíamos aceptado jugar a las 18 horas y le dio el partido por ganado al otro equipo. Los niños no pudieron contener las lágrimas y a mí también me dieron ganas de llorar, por todo el sacrificio que habíamos hecho. Si los padres ayudaran un poco más, estas cosas no sucederían”, arguyó Rosario, a quien sus hijos y su marido le aconsejan que deje el baby fútbol, debido al gran desgaste que le ocasiona. “Pero me pongo a pensar qué sería de los niños si me voy del club y me convenzo de que no puedo abandonarlos y dejar que vuelvan a la calle”.

El caso de La Blanqueada es compartido -aunque no en grados tan extremos- por muchos otros clubes del baby fútbol salteño, que cuentan con personas anónimas y honorarias que hacen lo imposible para que los niños puedan disfrutar del fútbol en las mismas condiciones que sus congéneres, con el estómago lleno y sin descuidar sus estudios.

Los padres y el sueño casi utópico de que el hijo reporte el esperado ascenso social
“¡Dale corré! ¿O querés estudiar toda tu vida?”
El grito desaforado de una madre apuntando a su hijo en pleno partido de baby fútbol pinta de cuerpo entero la presión que deben soportar muchos niños, quienes son vistos por sus familias como la única esperanza de tener un futuro prometedor. La frase del inicio se escuchó en una cancha de Salto Nuevo, pero bien pudo haberse escuchado en cualquier otro barrio de la ciudad, porque la problemática no es exclusiva de ciertas zonas, sino de todo Salto, e incluso de todo el país.

“Hay padres que ven en el niño la salvación de la familia y todo el que se interponga en su camino es un enemigo público. Por eso es que se nota tanta tensión en las canchas. Pero debemos reconocer que el baby fútbol no está alejado de lo que es la sociedad, sino que es parte de ella”, subrayó el presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol, Guillermo Minutti a EL PUEBLO.

El mandamás del órgano rector del fútbol infantil salteño acotó que contar con una asesoría psicológica para los padres sería “lo mejor”, pero como es un proyecto utópico, se intenta que el padre entienda al baby fútbol como una actividad lúdica y no como un trampolín hacia su salvación económica. “Es difícil trabajar con los padres, pero es una tarea obligatoria, que está a cargo principalmente de los clubes, quienes son los que tienen contacto permanente con ellos. Lo primero que se les debe hacer entender es que de cada 10.000 niños que juegan al baby fútbol apenas uno podrá en el futuro vivir del fútbol. El porcentaje es ínfimo, por lo que allí es donde aparece la importancia del estudio”, añadió Minutti.

“Los padres deberían entender que el baby fútbol es formativo, no competitivo; pero lamentablemente muchos creen que todos los fines de semana sus hijos juegan la final del mundo y les transmiten una presión que resulta insoportable para el niño”, confió un allegado al fútbol infantil a EL PUEBLO. Los padres ven en la carrera futbolística del niño la única vía de ascenso social, por lo que invierten todo el tiempo disponible y, muchas veces, los minúsculos recursos que poseen.

El niño puede no asistir a la escuela, pero a los partidos de baby fútbol no falta nunca. “Muchos padres ven a sus hijos como futuros cracks y trasladan todas sus esperanzas de crecimiento económico a la carrera que sueñan para el niño”, enfatizó la fuente consultada. Pero la ilusión, casi siempre, se da de bruces contra la realidad: de los 61.000 niños que juegan al baby fútbol en Uruguay, sólo el 1,5% llegará al fútbol profesional y apenas el 0,14% (85) consumará el ansiado pase al exterior. El resto estará agradecido a los padres que le inculcaron estudiar y no sólo correr detrás de la pelota.

Pero lamentablemente no todos los padres ven la necesidad de dedicarle horas al estudio. Como muestra, vale referir un caso ocurrido hace pocos días en un liceo de la Zona Este, donde dos jóvenes de 12 años se encontraban en plena clase pateando una pelota, cuando fueron interrumpidos por el profesor de Idioma Español, quien les pidió que dejaran el balón de lado y se sentaran en sus respectivos asientos. La respuesta no se hizo esperar: “¿Para qué quiero estudiar si voy a ser jugador de fútbol?”. El educador no se sorprendió por la reacción del educando, dado que no fue el único que manifestó que su único proyecto de futuro era cumplir su quimérico sueño futbolístico. Está claro que detrás de ese pensamiento juvenil se esconden padres permisivos, que ven los estudios como una barrera que se interpone entre su hijo y su destino, que no es otro que ser una futura estrella del fútbol mundial, con ingresos económicos directamente proporcionales a la fama cosechada. Aunque claro está que estos proyectos sólo se cumplen en los sueños, salvo excepciones muy puntuales.

Las excepciones
Si bien las perspectivas no son buenas y la estadística está en contra, los padres se aferran a algunos datos de la realidad, como ser que todos los futbolistas que hoy brillan en el mundo han pasado por el baby fútbol. En materia local, Luis Suárez y Edinson Cavani son un claro ejemplo. El primero jugó a los seis años en Deportivo Artigas y después se fue al Urreta de Montevideo, donde todos los años se coronó goleador. Cavani jugó en Remeros, Nacional y Peñarol, siempre en territorio salteño.

Por derechos de formación
El pase de Cavani a Francia reportó U$S 276.500 a los clubes salteños. La transferencia de Edinson Cavani al París Saint Germain de Francia fue celebrada por todo el fútbol infantil de Salto. Más allá de la alegría que representa el hecho de que un futbolista salteño sea reconocido en el exterior del país, gracias al pase del goleador al fútbol galo tres clubes salteños y la propia Liga Salteña de Baby Fútbol recibieron una recompensa económica por derechos de formación.

El hecho de que Cavani haya jugado al baby fútbol en Remeros, Nacional y Peñarol, provocó que los tres clubes locales se hicieran acreedores a 276.500 dólares, pagaderos en cuatro cuotas anuales, de las que ya cobraron dos. La Liga, por su parte, recibirá U$S 34.500, mismo monto que obtendrá la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI). El total de los derechos formativos se divide de esta forma: el 80% corresponde para los clubes donde se formó el futbolista, el 10% para la liga a la que pertenecen dichos clubes y el restante 10% para la organización nacional de fútbol infantil.

El cobro de los derechos formativos de Cavani fue el primero que se efectuó en Uruguay. El monto que percibió el baby fútbol salteño correspondió al 0,25% del pase del goleador, que procedente del Napoli de Italia recaló en el París Saint Germain.

Este derecho se genera cuando el futbolista es transferido de un país a otro y no en transferencias realizadas entre equipos de un mismo país. En el último período de pases, ONFI identificó 99 transferencias al exterior de jugadores que pasaron por el fútbol infantil uruguayo, e inició trámites para cobrar lo que corresponde. Uno de los casos es el de Luis Suárez, quien con seis años jugó en Deportivo Artigas, por lo que se intenta que esta institución cobre sus derechos de formación. Empero, la mayor recompensa se la llevará el club Urreta de Montevideo, donde el goleador salteño realizó la mayoría de las categorías de baby fútbol.

A los clubes se les exige firmar un documento previo a cobrar el dinero, en el que se comprometen a invertir lo recibido en sus categorías infantiles. El acuerdo para el cobro de este derecho comenzó a regir en junio de 2013 y carece de retroactividad.

Se abarcarán tres temas: sensibilización de género, orientación vocacional y habilidades sociales
Mides coordina una serie de talleres especiales para la familia del fútbol infantil y se espera que lleguen a Salto
El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) anunció la coordinación de una serie de talleres de sensibilización de género, orientación vocacional y habilidades sociales destinados a todos los actores del baby fútbol: niños, padres, directores técnicos y delegados. Los primeros talleres se desarrollarán en Montevideo, pero la idea es que sean extensivos al resto del país. “Sería una gran idea, porque creo que en Salto necesitamos este tipo de talleres para concientizar a toda la familia del baby fútbol sobre el verdadero objetivo de este deporte, que es la integración y el desarrollo social del niño”, valoró Guillermo Minutti, presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol.

Camilo Álvarez, director departamental del Mides en Montevideo explicó que se apunta al baby fútbol porque “consideramos que al menos el 10% de la población del país está vinculada a este deporte. Es el movimiento voluntario más grande del país”. Según el jerarca, desde el Mides se entiende que “el objetivo del proyecto implica un espacio de socialización y de construcción de lazos y relaciones sociales entre los gurises.

El detalle de los Talleres
Uno de los temas de los talleres será la sensibilización de género, sobre todo por “la cantidad de niñas que han comenzado a jugar al baby fútbol. Hace 10 años había apenas 40 gurisas y en la actualidad hay 2.000. Esto está vinculado a la difusión que ha tenido el fútbol femenino, pero también por el propio rol que juega la mujer en el sostenimiento cotidiano del baby fútbol”, valoró Álvarez. Este taller vinculado a la sensibilización de género se realizará en conjunto con el Instituto Nacional de la Mujer y el Ministerio de Educación y Cultura.

“Otro de los temas que estaríamos abordando tiene que ver con las habilidades sociales, vinculado sobre todo a la temática del consumo problemático de sustancias. En este aspecto, se elaboró una propuesta, en conjunto con la Junta Nacional de Drogas, para trabajar con las familias y los directores técnicos, apuntando fundamentalmente a los gurises de 13 y 14 años que terminan el baby fútbol. Con estos talleres la intención es que entiendan de qué se trata el consumo y cuáles son las consecuencias del mismo”, añadió el jerarca.

El tercer tema que se abordará en los talleres es la orientación vocacional. “En muchos casos se carga al chico con la responsabilidad de ser el sostén de la familia en el futuro, cuando existe un estudio que marca que apenas el 0,4% de los que practican baby fútbol llegan a ser profesionales. Por eso hay que trabajar mucho en la frustración. Hay que hacerle entender a todos, a los chicos y sobre todo a los padres, que el baby fútbol debe ser un espacio de socialización y desarrollo deportivo, pero no una tabla de salvación para la familia. Por lo tanto se trata de generar herramientas para que los gurises puedan vincularse a otras esferas que tienen que ver con la educación formal o no formal y a actividades culturales y sociales, una vez que van dejando el baby fútbol”, concluyó Álvarez.

En el baby fútbol local se apuesta a capacitar a los entrenadores de las categorías menores
Desde 2009 se exige que todo orientador técnico tenga un título habilitante, pero en Salto hay cierta flexibilidad. A partir de 2009, ONFI exige que todo orientador técnico tenga un título habilitante para cumplir tareas en el fútbol infantil. Esto provocó que se realizaran 62 cursos para orientadores técnicos, cubriendo todo el país.

Salto no fue la excepción, aunque existe cierta flexibilidad en la obligatoriedad de exigir que los entrenadores hayan completado el curso de ONFI. “La idea es que todos los técnicos tengan título habilitante para poder dirigir en baby fútbol, pero es algo imposible de implementarlo, por diferentes razones. Vemos que hay personas que comienzan el curso y después lo dejan.

Ajustándonos a la realidad, hemos apuntado a preparar a los técnicos de las categorías menores, y por dicho motivo en los últimos años se dictaron cursos para los entrenadores que trabajan con los niños de siete, ocho y nueve años. La idea es seguir aumentando el espectro en los próximos años, hasta abarcar todas las categorías”, reconoció el presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol, Guillermo Minutti, a EL PUEBLO. “Somos flexibles en este aspecto, porque sabemos que existen diferentes problemas que conspiran para que todas las personas que trabajan con niños hayan hecho el curso que se dicta. De todas formas, somos inflexibles en el hecho de que todos sí tienen que participar de una charla dictada en la propia Liga, donde los interiorizamos de aspectos importantes a la hora de trabajar con niños”, añadió Minutti.

El Curso en Salto
En Salto, el curso para orientadores técnicos estuvo los últimos tres años a cargo del profesor Sergio Rechac, quien califica la experiencia como “muy buena”.

“El curso cubre todas las áreas y todos los aspectos fundamentales que el técnico debe conocer para trabajar con niños. Se brinda una base sólida en un espectro bastante amplio. El nivel de los cursos es muy bueno, por los docentes que lo están dando y por las asignaturas, que dan un panorama muy completo para los técnicos”, resaltó Rechac a EL PUEBLO.

La duración del curso para orientadores técnicos es de tres meses y medio: la parte teórica se dicta en la Casa de los Deportes y las prácticas se realizan en distintas canchas de fútbol. Las asignaturas son siete: psicológica, ciencias biológicas, entrenamiento, técnica, táctica, reglamento y entrenamiento de goleros. “Cada materia tiene su importancia. Desde el punto de vista de la psicología, se apunta a la forma de encarar el trato con los niños y también con los padres. En la parte médica, se repasa lo que tiene que ver con la prevención, los primeros auxilios y la alimentación, transmitiendo conceptos básicos. En la parte física, qué se puede hacer y qué no conviene hacer con los niños, conocer las características de las edades para saber qué tipo de esfuerzos o trabajos físicos se le puede proponer. Desde el punto visto técnico, los fundamentos y algunos conceptos de la enseñanza, como la metodología básica. Y no me quiero olvidar de otras materias como ser la parte de reglamento del baby fútbol y el entrenamientos con golero”, explicó Rechac. El profesor de educación física confió que se trata de ser “bastante entendible para los técnicos”, porque saben que “hay gente de mucha diversidad de preparación cultural”.

El material para el armado del curso lo brinda ONFI, aunque “nosotros lo ajustamos un poquito a las necesidades de los técnicos para que vayan entendiendo y participando”. Rechac subrayó sentirse “reconfortado” al ver “cambios importantes” en muchos equipos, en cuanto a la preparación física. “He visto que los técnicos se sienten capacitados para aplicar lo que aprendieron en el curso, y en la entrada en calor, por ejemplo, llevan sus conos y sus materiales, para trabajar con los niños. Todos los que han pasado por el curso, lo han valorado. Y eso es lo que nos deja más contentos”.

La idea primordial de los cursos es que “la gente que quiera y pueda dar una mano, lo haga con conocimiento de causa”, enfatizó Rechac, aludiendo a que estamos hablando de cargos honorarios. Tener un baby fútbol mejor, pasa por “seguir progresando y seguir estudiando y preparándonos. Todos debemos hacerlo, porque es el único camino para mejorar, pero no apuntando a la excelencia del jugador, sino al objetivo de ayudar al niño a que pueda desarrollarse como persona y después como deportista”.

¿Qué es ONFI?
La Organización de Fútbol Infantil (ONFI) funciona bajo la órbita del Ministerio de Turismo y Deporte, ejerciendo, en forma exclusiva, la rectoría del fútbol infantil en todo el territorio nacional. La organización tiene la finalidad de fomentar una actividad beneficiosa para la formación física y moral de la niñez. Uno de sus cometidos más importantes es el de estimular la práctica del fútbol infantil, poniendo énfasis en los aspectos sociales, educativos y recreativos sobre los competitivos, de acuerdo a lo que establece el reglamento general de la propia organización.
La Mesa Ejecutiva de ONFI está integrada por tres miembros designados directamente por el Ministerio de Turismo y Deporte (presidente, secretario y tesorero). La cartera, a través de partidas especiales, aporta el 90% de los $ 7.000.000 del presupuesto anual de la organización, que con ese dinero hace diferentes obras y ayuda a ligas y clubes.

Guillermo Minutti, presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol
“En Salto somos muy machistas, por eso hay apenas 10 mujeres jugando al baby fútbol”
Las mujeres han ido ganando un espacio en casi todos los ámbitos de la sociedad, pero algunos aún le resultan inaccesibles. Uno de ellos es el baby fútbol salteño, que se mantiene como una arista casi infranqueable para el mundo femenino. Ese es un debe que reconoce Guillermo Minutti, presidente de la Liga Salteña de Baby Fútbol. El “pope”, incluso, es crítico al ser consultado al respecto. “Esto sucede porque en Salto somos muy machistas, no hay una cultura de inserción de las mujeres al baby fútbol. Sería importante que las mujeres también tengan cabida en este deporte, pero lamentablemente esto no sucede y los casos de niñas jugando al baby fútbol son escasos”, subraya.

Los números son elocuentes: de los 3.000 niños que participan de los diferentes certámenes de la Liga, apenas 10 son mujeres. En materia de porcentaje representa un ínfimo 0,33%. “Esto no sucede, por ejemplo, en el sur del país, donde la participación de las niñas es mucho más importante. Pero en Salto somos muy machistas y eso conspira con la posibilidad de que los padres alienten a sus hijas a jugar al fútbol”, recalca Minutti. Y agrega: “Existe un importante componente femenino en el baby fútbol, pero no a nivel de jugadores. Esto se da porque son las madres mayoritariamente las que acompañan al niño a los partidos y las que integran las diferentes comisiones que se forman en los clubes para diferentes fines. Pero esas propias madres llevan a sus hijos varones a integrarse al mundo del baby fútbol, pero no a sus hijas”.

Un Proyecto utópico
Lo ideal sería armar una liga femenina, pero la escasa participación de las niñas lo transforma en un proyecto utópico. “Eso sería lo mejor, porque está claro que existen diferencias entre niños y niñas, empezando por la parte física. Por eso lo ideal sería que las niñas jueguen con otras niñas, pero es algo que no se podrá realizar hasta que no haya un cambio en la mentalidad de la gente. Y no creo que eso ocurra a la brevedad”, concluye Minutti.

El profesor Sergio Rechac, encargado en Salto del curso para orientadores técnicos de ONFI, también cree que es necesaria la inserción de la mujer en el baby fútbol, pero no sólo de pantalones cortos, sino detrás de la línea de cal. “Es un factor que está faltando, porque hay muchas mujeres que están trabajando y colaborando de distinta manera en el baby fútbol. Pero a veces podrían dar otra mano si tienen conocimientos de los aspectos básicos”. Rechac estima que “el fútbol femenino está tomando mucha fuerza”, por lo que sería importante “que se empiecen a crear equipos con más niñas. A largo plazo, incluso, sería una idea muy interesante la de formar un equipo femenino. En la escuela y en los liceos se ve mucho la participación femenina jugando al fútbol y eso es saludable”.

Cortesía: Diario el Pueblo 

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