lunes, 1 de octubre de 2018

“Yo veo al niño que llora en cada paciente”

Dr. Luigi Cancrini, psiquiatra; director científico del Centro de Ayuda al Niño Maltratado (Roma) 78 años. Romano. Casado dos veces, 5 hijos y 4 nietas. Fui ministro con el PCI en la sombra. La política no debe ser una profesión, porque la distancia con la vida de la gente es enorme. Temo el populismo: delegar en otro tu suerte. Los humanos somos naturalmente buenos, los traumas nos vuelven malos.


Las Universidades no enseñan a trabajar con niños que sufren descuido y maltrato
Paulo Freire nos decía: “La educación es un acto de amor, y por esto es un acto de coraje. No puede temer el debate. No puede rehuir la discusión creadora, so pena de ser una farsa. ¿Cómo se aprende a discutir y debatir con una educación que impone?” (La educación como práctica de la libertad) y por lo tanto se hace ineludible que los Profesores estén permanentemente actualizados, pues un Profesor que sigue “con su librillo” con que fue instruido, es como un pez muerto que ya no nada, sino que va siendo arrastrado por los Planes y Programas, por las reformas, por las novelerías de algunos iluminados, por la seudo innovaciones educativas,…camino al mar para perderse o ser varado en la orilla de la playa.

No llores solo
Profesor de Psiquiatría y Psicoterapia de La Sapienza (Roma), fundó en los años setenta una de las escuelas de psicoterapia más importantes en Italia, el Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional, que preside. Ha recibido importantes premios por su labor. Hace 20 años que vive consagrado a los niños maltratados y abandonados, convencido de que revertir su sensación de abandono es construir una sociedad mejor.

Se trata de que nadie llore solo. Integrar es su palabra. Luchó y consiguió integrar a los enfermos psiquiátricos eliminando los manicomios; y por el derecho a curarse de los drogadictos, despenalizar las adicciones. Ha dado una conferencia en el Centro Internacional de Psicología Hestia Barcelona.

Cree que nacemos buenos?
Sí, lo creo. Lo natural es estar bien dispuesto para los otros. El hombre es naturalmente sociable, decía Marx.

...Y un lobo para el hombre, decía Hobbes.
Mi experiencia me ha convencido de que el humano se convierte en un lobo para los otros cuando tiene dificultades en su infancia.

Usted lo investiga desde los años setenta.
En esa década fundé el Centro de Estudios de Terapia Familiar y Relacional y desde hace veinte años dirijo el Centro de Ayuda al Niño Maltratado del Ayuntamiento de Roma.

¿Todo se remonta a la infancia?
El cuidado en la infancia es fundamental para su salud mental futura. No hay suficiente atención para los niños que sufren, y este es también un problema político.

¿El antisocial se hace en la infancia?
Sí, en la infancia se consolida el núcleo de patología que se transformará en trastorno de personalidad. La mayoría de los drogadictos sufren trastorno límite de personalidad, la causa de las adicciones es la infelicidad, el desequilibrio. Al niño que roba no se le pasa con la edad: si no se atiende en la infancia, será un ladrón.

¿Propone una atención psicoterapéutica pública y de calidad para la infancia?
Sí, porque si no se interviene durante la infancia tendremos muchos psicópatas, drogadictos, personas con trastorno alimentario y toda la muestra de patologías imaginables. Pero si conseguimos intervenir en la infancia, podemos cambiar el mundo.

Suena a utopía.
La política tiene que dar recursos y los profesionales tienen que aprender cómo tratar a estos niños. Las universidades no enseñan a trabajar con niños que sufren descuido y maltrato. Nuestro conocimiento científico es muy superior a lo que aplicamos, no ha llegado ni a la cultura ni a los servicios.

Los niños viven sometidos a imágenes de violencia, ¿cómo les afecta?
Las fábulas y los cuentos han sido siempre muy violentos. Blancanieves, La Cenicienta... hablan de maltrato. El niño está acostumbrado a que haya peligros, pero que se puedan superar siendo fuerte y contando con el amor de alguien.

¿Esa es la solución?, ¿el amor?
Sí, en las fábulas y en la vida. Yo veo al niño que llora en cada paciente. Hitler, Stalin y Franco eran niños que lloraban, todos con historias familiares terribles. El maltrato y el descuido de los niños producen monstruos muy dañinos si el niño es inteligente y tiene fuerza personal.

Esos dictadores ¿habrían tenido solución si los hubieran tratado de adultos?
Es difícil, pero una validación de salud mental antes de presentarse como presidente sería interesante.

Pese a todo, usted es optimista.
Mis primeros recuerdos son de bombardeos. He pasado miedo, pero he tenido unos padres que me han protegido con su afecto. Eso te ancla en la esperanza y la confianza en la vida. Te lleva a creer que el futuro puede ser mejor y que en gran medida depende de cómo lo hagas tú.

¿Eso es lo que pretende dar a los niños?
Sé que si hay inseguridad en la imagen que un niño tiene de su madre, en cómo la siente, hay un punto de ruptura en la persona.

¿Y es así en todas las culturas?
Sí, lo he constatado trabajando con familias de todo el mundo. Los vínculos son la trama de la vida: soy el resultado de mis vínculos. Si el vínculo familiar se rompe demasiado pronto, hay consecuencias: la herida que me produce es un condicionante de mi futuro.

Es frecuente.
Sí, pero no es necesario. Hay que poner mucha atención en los primeros años de vida. El problema no son las peleas de los padres (si no son violentas), se puede pelear y cuidar del hijo. El problema es el abandono y el maltrato.

¿Y si falta el padre?
La madre puede darle lo que necesita. Hay muchas combinaciones. Pero si el dolor es excesivo y lo afronta en solitario, es destructivo. Si el niño está conectado con otros y puede ponerle palabras, es una experiencia de crecimiento; y eso es algo que debemos aprender: compartir y aceptar el dolor como oportunidad de crecer.

¿Cómo conseguir que exprese su dolor?
Estando en silencio a su lado, esperando: tiempo y presencia.

Decir que todo se define de los 0 a los 3 años es una condena.
Hay que volver atrás en la experiencia de abandono cuanto antes mejor. La adolescencia, cuando esos problemas se manifiestan, es un buen momento, no es una condena, sólo es más difícil. Sería más inteligente intervenir antes.

Esa es su lucha.
El niño que ha sido abandonado tiene el sentimiento de no valer nada y hay que ayudarle a reconstruir su historia.

¿Cómo?
Es impresionante ver cómo quien pensaba que le habían abandonado puede cambiar su actitud frente a sí mismo y la vida cuando entiende que no podían cuidarle, que el hecho de que les confiaran a otros también es un acto de amor.

La oportunidad de otro punto de vista.
Es la imagen interna de su madre biológica lo que cambia, y eso cambia su armonía de vida. Yo lo he visto tantas veces..., he visto cómo una reconstrucción clara, limpia, puede cambiar la organización psíquica de la persona

Ima Sanchís
Cortesía: LAVANGUARDIA

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