¿Cómo aprenden los niños y cómo puede su entorno ayudar o entorpecer ese proceso?
La respuesta a ambas preguntas está en los primeros años de nuestras vidas. Casey Lew-Williams es profesor de la Universidad de Princeton y codirector del Laboratorio de Bebés de Princeton. Nos habla de las mejores maneras de apoyar el crecimiento de los niños, el impacto de la pobreza en el aprendizaje temprano y por qué los juguetes educativos más sofisticados suelen ser menos efectivos que simplemente jugar, hablar, cantar y abrazar.
¿Qué es lo que Vd. investiga?
Mi principal área de interés es descubrir cómo aprenden los niños, especialmente cómo aprenden el lenguaje. Nuestra educación comienza en el primer día de nuestras vidas y se basa en dos factores: uno es la capacidad humana de detectar y recordar patrones, el otro es nuestro interés por otras personas. La comprensión de la interacción entre estos dos componentes puede ayudarnos a entender el aprendizaje, y nuestras experiencias infantiles son el fundamento del aprendizaje.
¿Cómo funciona el aprendizaje temprano?
El aprendizaje inicialmente se basa en la búsqueda de patrones en la información compleja que los bebés encuentran en su camino, como las palabras en el lenguaje. Los bebés tienen una capacidad increíble para eso. En el momento en que nacen, ven a sus padres u otros adultos haciendo cosas como mover la boca y los ojos, hacer sonidos y ofrecerles comodidad y comida. Y se enganchan. Se vinculan. Y con la gente a su lado, comienzan a navegar a través de los millones de bits de datos que llegan a sus ojos y oídos en cada momento. Encuentran estructura en ello, aprenden, y gradualmente se convierten en aprendices cada vez mejores.
Las experiencias que tenemos en la vida son una parte muy importante de esta ecuación. Si usted está creciendo en una familia con acceso a educación de alta calidad, nutrición y otros recursos, es más probable que crezca y se desarrolle de manera que maximice el potencial de su cerebro. Si nace en circunstancias más adversas, este proceso de aprendizaje puede ocurrir de manera diferente o más lenta.
Entonces ¿la pobreza afecta al aprendizaje?
Los niños nacidos en la pobreza enfrentan muchos desafíos. Por ejemplo, estudios en los Estados Unidos han demostrado que en las familias más ricas, los niños oyen decenas de millones de palabras en los primeros 4-5 años de sus vidas. En promedio, los niños que crecen en la pobreza oyen mucho menos palabras, en algunos casos, sólo un tercio en comparación con los niños más ricos. El lenguaje no es sólo una de las habilidades más complejas que aprendemos como seres humanos, también es un ingrediente clave para aprender las complejidades de otras habilidades, como lectura y matemáticas, e incluso nuestra vida social.
Pero es importante señalar que los retrasos en el aprendizaje pueden ser superados en algunas circunstancias. Por ejemplo, la terapia del habla puede ayudar a un niño a ponerse al día con sus habilidades lingüísticas. Pero también es importante señalar que la adversidad temprana puede tener consecuencias duraderas. Por ejemplo, investigaciones recientes muestran que si usted es un niño que vive en la pobreza, los lóbulos frontales y temporales de su cerebro pueden mostrar defectos de desarrollo. Estas regiones controlan cosas como el aprendizaje, la regulación de las emociones, el procesamiento de la información y la memoria.
¿Qué pueden hacer las familias en circunstancias difíciles para apoyar a sus hijos?
El juego es crucial. Los padres no necesitan poseer muchos juguetes ni comprar muchas cosas. Si un niño tiene acceso a algunos palos y algunas piedras y un adulto para jugar, se pueden lograr grandes cosas. Los procesos cognitivos requeridos para el juego simbólico en el patio de recreo son más exigentes que estar allí mirando las tarjetas.
Con niños pequeños, puede ser tan simple como rodar una pelota por el suelo, hablar y cantar al bebé, y abrazarle. Se trata de mostrar al bebé lo divertido que es estar con otra persona, y cómo comunicarse con los demás es gratificante. La interacción en vivo es mejor para aprender que ver pasivamente la televisión, razón por la cual algunas organizaciones médicas recomiendan ahora no ver televisión durante los dos primeros años de vida.
Los padres a menudo no se dan cuenta de que la educación comienza tan temprano y que desempeñan un papel tan destacado en el proceso de desarrollo y aprendizaje de su bebé, incluso desde que es recién nacido.
“Más juego” suena como una solución increíblemente simple. ¿Cuáles son los desafíos?
Muchas familias tienen que luchar para llegar a fin de mes, y aquellos que tienen menos dinero y menos educación, a menudo no tienen tanto “ancho de banda” para sus hijos. Es agotador ser padre en cualquier circunstancia, pero es mucho más agotador cuando no tienes los recursos que tienen otras familias. A menudo, tienen varios trabajos, pueden no tener acceso a transporte confiable, y hay una mayor incidencia de problemas como el estrés o la depresión. Esto reduce el tiempo y la energía para estar todos los días con el bebé y tener con él/ ella interacciones de alta energía/calidad.
Pero si lo hacen, eso puede marcar una enorme diferencia. A nivel neuronal, en los primeros años de vida, tenemos más conexiones neuronales de las que jamás tendremos. Perdemos muchas de ellos con el tiempo, lo que en realidad es una señal de aprendizaje. Las conexiones que importan siguen siendo fuertes, mientras que las otras se disipan. El desarrollo neurológico sano es esculpido por interacciones de alta calidad y el juego. Y la infancia es el momento de favorecer que se produzcan conexiones neuronales de calidad.
¿Qué puede hacer la sociedad para ayudar a los primeros alumnos ya sus padres?
Me sorprende que los políticos no se apoyen en la neurociencia para abordar algunos de problemas complejos de la sociedad. Debemos invertir mucho más dinero en programas para familias con niños pequeños. Si queremos avanzar seriamente en temas como la desigualdad de ingresos, necesitamos pensar más en los niños.
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