Escuela de Mar, el viernes, en Playa Honda. 7 de enero de 2019 | Calidad de vida | Foto: Alessandro Maradei |
Sobrestimar las capacidades individuales y subestimar las ambientales son de los principales factores de riesgo en adultos.
Un baño en la playa, en el río, en una piscina o en un simple cubo de agua puede ser tan refrescante y aliviante como preocupante, si no se tiene la debida precaución. Según datos difundidos por la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP), los ahogamientos en nuestro país son la primera causa de muerte por lesiones no intencionales en niños de uno a cuatro años, y la segunda causa entre quienes tienen entre cinco y 15 años. Pero no sólo los más chicos están expuestos a peligros mortales cuando ingresan al agua: según informó el Sistema Nacional de Emergencia (Sinae), el mayor porcentaje de ahogamientos en Uruguay se da en adultos de más de 44 años, y le siguen los jóvenes y los adolescentes.
En plena temporada estival, el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Sinae y la SUP recuerdan la dimensión del problema. “En Uruguay la mayor parte de los ahogamientos (94%) ocurre en zonas no habilitadas para baños y donde no hay presencia de guardavidas. Saber nadar o contar con destrezas en el agua no es suficiente, por lo que cobra especial importancia el cuidado personal y el estricto cumplimiento de las indicaciones de los guardavidas”, recuerda el Sinae como parte de la campaña Verano Querido. Para eso, divulgó una serie de recomendaciones (ver recuadros) que elaboró en conjunto con la Asociación de Guardavidas del Uruguay. Las organizaciones recuerdan que “la principal causa de los ahogamientos es sobreestimar nuestras posibilidades y subestimar las condiciones ambientales”.
A nivel infantil, “el principal factor de riesgo relacionado a casos de lesiones o mortalidad por ahogamiento en edad pediátrica tiene que ver con la distracción de los cuidadores”, señala la SUP en su comunicado, que recuerda que, según registros del MSP, entre 2012 y 2017 fallecieron por esta causa en nuestro país 56 niños que tenían entre cero y 15 años. La SUP agregó que la Mesa Interinstitucional de Seguridad Acuática, creada a fines de 2017 por el MSP, “registró 165 eventos adversos en el agua, en los que fallecieron 40 personas, entre ellas siete niños”. Un descuido de apenas unos segundos puede provocar lesiones graves en los niños, por eso la SUP recomienda que al ingresar con ellos al agua la distancia de los adultos no sea mayor a la de un brazo. Advierte, además, que si hay niños pequeños hay que evitar, incluso, dejar baldes y otros recipientes con agua a su alcance, no sólo las piscinas, y pide que se insista en los riesgos que representan las canteras, que “son lugares que resultan atractivos para los adolescentes, pero que son de alta peligrosidad y sitios frecuentes de ahogamiento”.
Precauciones con niños en piscinas
- Aunque sepan nadar, los niños siempre deben bañarse acompañados de una persona mayor.
- Usar manguitos o un chaleco flotador, adaptados a su tamaño y colocados en forma correcta.
- Tener especial cuidado con los bordes, escaleras y toboganes, ya que son muy resbaladizos.
- Ingresar progresivamente a la pileta, evitando inmersiones peligrosas.
- Jugar en las zonas donde se haga pie.
- No subestimar las piscinas inflables, aunque sean de escasa profundidad. Sólo se necesitan unos pocos centímetros de agua para constituirse en un peligro para los niños.
- En las casas, ponerles vallas, rejas o tejidos perimetrales a las piscinas. Fuente: Sistema Nacional de Emergencia.
Gustavo Fungi, integrante del servicio de guardavidas de la Intendencia de Montevideo (IM) y coordinador de la escuela Todos al Agua de la IM, que se dedica a actividades acuáticas y de prevención, contó a la diaria acerca de la importancia de considerar las condiciones ambientales. La Escuela de Mar –uno de los cinco programas de la escuela Todos al Agua– comenzó la semana pasada las actividades de salvamento acuático deportivo, “que es un deporte reconocido por el Comité Olímpico Internacional, que rescata las técnicas que usamos los guardavidas y las pone en un deporte, que tiene 150 años”.
El viernes, en Playa Honda con actividades de salvamento acuático, y más tarde en Malvín con el programa de introducción al surf, los equipos de guardavidas trabajaron en acercar a adolescentes al deporte y también en prevenir accidentes, porque allí les enseñan a reconocer las corrientes marinas, la relación con las banderas y los vientos, además de disciplina. “Lo utilizamos para desarrollar las habilidades de los chiquilines en el medio acuático, y que aprendan a manejarse en aguas abiertas. El mero hecho de nadar no es preventivo por sí solo, porque en general se aprende a nadar en aguas confinadas, donde todo es artificial: el agua es templada, transparente, tenemos guías de andariveles, buena iluminación; en cambio en aguas abiertas el agua está tapada, está fría, hay olas, corrientes, entonces practican el deporte en condiciones naturales”, explicó Fungi.
El guardavidas aclaró que los adolescentes no aprenden a rescatar, aunque sí aprenden la cadena de supervivencia para el ahogamiento, un protocolo creado por la International Life Saving Federation que consta de cinco eslabones. Los primeros tres están al alcance de quienes no son rescatistas, y son los que aprenden los adolescentes. El primero es la prevención. El segundo es reconocer una situación de ahogamiento e ir a buscar ayuda, nuca tirarse al agua; según Fungi eso “es fundamental, porque ahí se desencadena el protocolo”. Mientras llega el rescate solicitado, se puede dar paso al tercer eslabón: “Si puedo proveer de flotación desde una situación de seguridad, ayudo; por ejemplo, si estoy en un campamento puedo tirarle un bidón vacío, una botella de plástico, una cuerda, la caña de pescar, proveer de flotación”. El cuarto eslabón es la asistencia del rescatista y el quinto, los primeros auxilios.
Recomendaciones generales
- Al momento de tomar un baño, elegir las zonas habilitadas, es decir las que tienen puesto de guardavidas.
- Si no conocés el lugar, chequear previamente la profundidad con los pies.
- En caso de ser arrastrado por una corriente, mantener la calma y la flotación. No nades contra la corriente, nadá en paralelo hacia la costa o flotá mientras esperás ayuda manteniendo un brazo en alto, que es la señal internacional de auxilio.
- Si vas con niños, vigilarlos permanentemente y tenerlos al alcance de tus brazos.
- Ante un siniestro acuático, pedir ayuda de inmediato al guardavidas. Mientras esperás, podés colaborar arrojando algún objeto flotante (inflable, bidón, botella, etcétera) o de alcance (cuerda, rama, etcétera).
- No ingresar al agua inmediatamente después de comer. Esperar un tiempo prudencial, puesto que el organismo destina todas sus energías a la digestión.
- Considerar que el alcohol es un importante factor de riesgo de ahogamiento.
- Prestar atención a las banderas:
o Bandera amarilla: precaución.
o Bandera roja: zona no habilitada para baños.
o Bandera roja con cruz verde: riesgo sanitario.
o Bandera negra con un rayo blanco: es necesario abandonar la playa por
tormentas eléctricas.
tormentas eléctricas.
Fuente: Sistema Nacional de Emergencia.
Cortesía: la diaria
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