El entrenamiento se termina, la gurisada y los referentes de Boston River se pierden entre las pesas y el vestuario. El Turco Apud termina de enrollar una cinta que desenrolló a las ocho y media de la mañana. Ruben Silva amontona unos defensores y dispone unos conos después de hora. Está convencido de que el trabajo extra es fundamental. “Mejoran los burros”, dice. Salió tres veces consecutivas campeón uruguayo con tres equipos distintos.
El Turco fue arquero. Dice que cada posición tiene un oficio y que cada oficio se construye. Ruben y el Turco laburan desde hace unos cuantos años juntos; dicen, entre risas cómplices, que uno tiene que bancar al otro. Uno dice que en realidad es al otro al que hay que bancarlo más, y así. Mientras Ruben ensaya coberturas y anticipos, el Turco pone al Profe de León en un lugar fundamental de la historia y recuerda emocionado haber estado varias veces, en las fiestas de la Mutual, sentado a la mesa con Dios, digo, con Obdulio.
“El objetivo principal de hoy era trabajar los aspectos defensivos que vamos a utilizar en el próximo partido. Ellos nos van a atacar con dos volantes por fuera, dos delanteros, los laterales que también participan y los volantes centrales. Entonces, primero la idea es cerrar todos los espacios hacia nuestro arco en el juego en corto, achicar rápido la línea y, cuando nos encontramos en inferioridad numérica, tratar de agrandar el campo para estar lo más cerca posible de nuestro arco.
Los arcos por fuera son para jugar una vez que recuperamos la pelota; cuando estás en inferioridad numérica es por afuera o en largo. La otra idea es que mediante una segunda pelota, de una pelota larga que tira Ruben, nos atacan también. Los zagueros tienen que despejar largo, de cabeza y hacia los costados, entonces empieza el ataque”.
El equipo de círculos rojos puede marcar en los arcos A, B y C, mientras que el equipo de círculos celestes tiene que pasar con pelota dominada por los arcos D o E para marcar en el arco F. |
¿Esto cambia según los equipos que van enfrentando?
Acá estamos jugando con línea de cuatro, pero nosotros generalmente jugamos con línea de tres. Cambiamos y entrenamos según la figura que vamos a utilizar, pero siempre con los mismos conceptos: presionar sobre la pérdida y jugar por afuera, por ejemplo. La intención es que cuando recuperan la pelota los que estaban marcando intenten jugar por los arcos de los costados, y que los que estaban atacando traten de impedirlo. Tenemos que saber cómo defendernos de lo que propone el rival aplicando a la vez lo que nosotros queremos proponer. La idea básica es jugar por afuera, utilizar los pivots, que son los delanteros, y llegar con los volantes al área; eso, más allá de si jugamos con línea de tres o línea de cuatro.
¿Cómo sería una formación ideal?
Más allá de las características técnicas y físicas, nos preocupan las características personales: jugadores inteligentes, que sean fuertes mentalmente a la hora del fracaso para sobreponerse, que intenten mejorar constantemente, que piensen el juego. Eso es lo que entrenamos nosotros.
¿Y eso cómo se trabaja?
Hoy me enojé con un pibe porque perdió la pelota y bajó la cabeza. Permanentemente estamos exigiendo con respecto a esas cosas. Les planteamos desafíos para que lleguen a su límite y les insistimos en que tienen que sobreponerse. Consideramos que eso ayuda a que resuelvan situaciones límite del juego.
¿Tenés especial atención con los arqueros por haber jugado en ese puesto?
Ojalá pudiera tener un entrenador específico para cada puesto, porque los zagueros, los volantes y los delanteros también tienen determinada psicología. En cada posición hay un oficio, hay una forma de jugar. El oficio se construye. No es lo mismo ser zaguero que ser delantero. Se asimila mucho la psicología del zaguero con la del arquero por la responsabilidad que tienen ambos. El delantero tiene otro tipo de responsabilidad: no se trata de evitar el gol, sino de hacerlo; también tiene otro tipo de fracaso. Ojalá pudiésemos tener un entrenador específico para cada puesto. Por eso el arquero tiene su entrenador. Es muy específico y está muy solo. La responsabilidad es tan grande y se está tan solo. Tiene que ser el jugador más fuerte del equipo.
¿Los arqueros y los defensas aprenden a leer antes el juego?
Estás obligado a leerlo porque ves el campo con otro panorama. Ves el ataque rival y la construcción de tu juego. Tenés que leer y tenés que leer bien. Es el puesto que te permite verlo mejor.
¿Sos consciente de cuándo empezaste a ver determinadas cosas del juego que antes no veías?
Cuando tenés un poco más de madurez en la posición, conocés el oficio. Te ves en la obligación de tomar decisiones y de ayudar a tus compañeros a tomar buenas decisiones. Cuando sos más joven te centrás en no cometer errores. Como en cualquier profesión, la experiencia forma parte de la tranquilidad y de la lectura de las cosas.
¿Tenés recuerdos de directores técnicos que te hayan hecho cambiar la percepción del juego?
Tuve muchos entrenadores de la escuela del Profe [José Ricardo] de León, y tuve al Profe de León, que es el mejor curso de entrenador que podés hacer en tu vida. Fue un referente total en mi forma de ver el fútbol y en mi forma de pensar. También tuve otros entrenadores; en Nacional, por ejemplo, el Pichón [Héctor] Núñez, que venía con una escuela innovadora de Europa. Aprendí muchas cosas de él. Tuve otros, como el Pepe [José] Urrusmendi, que tenía una visión tan clara de lo que era el juego en ataque que veía cosas que yo no veía.
Tenía tanto fútbol en su cuerpo y en sus venas que veía cosas que otros no. Cuando me inicié tuve al Chongo [Guillermo] Escalada, que me dejó una escuela de lo que es la ética, lo que es ser derecho y ser frontal con el jugador. Más allá de conceptos futbolísticos, me dejó un bagaje de valores que son fundamentales para mí. Son tipos que en el fútbol son grandes figuras. En varias fiestas de la Mutual me tocó estar en la mesa con Obdulio Varela, que para mí es estar con Dios. No son sólo directores técnicos, son personajes; hay que valorar esos personajes para valorar la historia.
¿Cómo es el trabajo con los jugadores experientes?
Los referentes son la pieza más importante para cualquier grupo: a través de los grandes es que los chicos se alinean para acompañar. Con los chicos hay que tener un diálogo permanente, conversar, despejar las dudas. Todo parte del diálogo y de la exigencia. La exigencia nos ha generado problemas, pero después los futbolistas se dan cuenta de que lo que nosotros buscamos es la excelencia y que de la misma forma nos exigimos a nosotros mismo. No creemos en otra cosa que no sea el trabajo diario.
¿Cuál es la idea de juego que ustedes intentan llevar adelante?
Lo primero que intentamos nosotros es la contracción al trabajo. Que el futbolista sepa que todo lo que hagamos requiere mucho trabajo y mucho esfuerzo. Lo primero son los valores del deporte que manejamos: entrenar a muerte. Entrenar con alegría, sí, pero con el esfuerzo máximo. Si no contamos con eso es muy difícil implementar la idea de juego. La idea base es esa: no sólo jugar sino, a la hora de recuperar la pelota, hacer el máximo esfuerzo siempre. No renunciamos a eso nunca. Lo más importante, que es lo que más cuesta, es defender. Defender a muerte y sobreponerse a situaciones de fracaso permanente que te ofrece el deporte. Eso es todos los días: el deporte tiene que preparar a los gurises para no perder la calma, para no perder el norte, para no perder la idea de que esto es un juego. Eso también te prepara para la vida.
¿Hoy en día tenés directores técnicos referentes?
Tenemos que ver permanentemente a los entrenadores que tenemos alrededor. No precisamos ir al extranjero: en Uruguay tenemos al Maestro Tabárez, que es un referente a nivel mundial. Siempre hay que estar innovando. A veces planteas ejercicios y después ves en internet que hay alguien en otro lado haciendo algo parecido a vos y no lo habías visto. Veo mucho fútbol, me obsesiono. Tengo mis desahogos, leo alguna otra cosa, voy al cine, pero siempre vuelvo a lo mismo.
¿Hay gente certera comentando fútbol?
Todos los que comentan lo hacen porque les gusta, y todos lo que hablan piensan que lo que dicen es la verdad. Nosotros, que vivimos de esto, estudiamos esto y nos preparamos para esto, vemos otras cosas. Trato de escuchar lo menos posible. Los que han sido grandes deportistas y tienen la posibilidad de manejarse en un medio de comunicación tienen elementos más cercanos a lo que nosotros manejamos, pero capaz que desde el ángulo periodístico no son tan buenos.
¿Son de dibujar, de inventar jugadas?
Me gusta, sí. A Ruben le encanta. Sus libretas personales son tesoros. Cuando necesitamos algo, busca en la libreta y encuentra. Deberíamos tener un programa para guardar todo lo que tenemos, los defensivos, los ofensivos, para archivar y no tener tanto papel. En mi casa están por confiscarme un mueble. Nosotros utilizamos la tecnología para los videos, pero venimos de otra generación, eso nos va a ayudar a perfeccionarnos. Hemos tenido experiencias increíbles con los jugadores, de decirles que se equivocaron o acertaron en determinadas cosas y que te digan que no. El video te da la posibilidad de mostrarles.
¿Siempre supiste que ibas a ser director técnico?
Siempre quise ser entrenador, pero con el transcurrir de los años fui encontrando mi vocación. En una época quería ser periodista; hice la licenciatura en Ciencias de la Comunicación pero no la terminé. Después me puse a buscar mi vocación en todo lo que tiene que ver con el entrenamiento. Hice el curso de preparación física. Todo lo que tiene que ver con el entrenamiento me encanta. Yo me retiré a los 33 años, el curso de director técnico ya lo había hecho porque sabía que tenía que prepararme para lo que fuera a hacer. Al año siguiente, arranqué como entrenador en la Mutual.
¿Cómo es entrenar jugadores libres?
Fue una de las tareas más lindas que hice. Tenés que convencer permanentemente de que su profesión es entrenar, para que no se caigan y vivan el día a día de la mejor manera posible. Formamos un grupo espectacular: trabajábamos 12 horas por día, hacíamos todo a la vez. Hicimos una gira por México. Todo para que el futbolista consiga trabajo. Logramos muchas satisfacciones en ese período. Es diferente cuando el objetivo es conseguir trabajo, dignificar tu profesión, porque más allá de no tener trabajo seguís siendo un profesional. No tener laburo te hace dudar de muchas cosas. Pasan mil cosas en la cabeza del futbolista. Cuando estás en un equipo el objetivo es jugar, que te pongan y ganar. Cuando estás sin laburo es otra cosa. [Ruben termina de trabajar con los defensas y se arrima a la conversación].
Muchas veces termina el entrenamiento y vos te encargás de entrenar diferenciado y en específico por puestos. ¿Por qué?
Ruben: Porque no todos trabajan igual y, sobre todo, para mejorar el aspecto puntual. Yo creo mucho en el trabajo extra, soy un convencido porque lo practiqué. Yo mejoré así, poniendo atrás de la puerta de mi cuarto que iba a hacer 15 cabezazos y 15 anticipos, y los hacía porque si no me sentía mal Soy un convencido de que los burros mejoramos. Yo fui a jugar a Chile y entendí que era todo al pie, pero para jugar al pie tenés que tener un buen control y una buena entrega. Vine a Uruguay a retirarme a los 32 años, empecé el curso de director técnico y con la técnica que había adquirido jugué hasta los 39; me recibí en 1998 y jugué hasta 2003. A mí me encanta la parte de video, la posibilidad de ver las jugadas y mostrárselas al otro. Tengo muchas jugadas que paso de la televisión a la libretita. Siempre que veía fútbol repetía la jugada que me gustaba y después trataba de armar un ejercicio que la recreara. Un día, en un curso, escuché a [Sergio] Markarián decir que veía fútbol y anotaba las jugadas en una libreta y me di cuenta de que no estaba loco.
¿Por qué te decidiste a ser técnico?
R: Porque [Manuel] Keosseian decía que yo veía muy bien el fútbol cuando salimos campeones, en 1990. Eso me incentivó. No tenía idea de lo que iba a hacer cuando dejara el fútbol.
¿Qué director técnico te quedó en la memoria?
R: Voltaire García, Pedro Cubilla. Con Pedro Cubilla entrenábamos tres horas un óbol, íbamos al partido y ganábamos con gol de óbol. Y Voltaire fue el primero al que vi transformar un equipo. Huracán siempre fue garra y corazón; él vino con los espacios reducidos, con los juegos cortos. Todos los días pelota; cuando en esa época salías a correr todos los días, nosotros hacíamos todo con pelota. Vi jugadores que no eran buenos y terminaron jugando muy bien y extendieron su carrera. Y Beethoven [Xavier] también; era más pueblo, más barrio, tenía otra llegada. El compromiso que tenías con Beethoven iba más allá de lo que podías hacer tácticamente. Nunca llegabas mal a los partidos con Beethoven. Siempre llegabas para pelear algo.
Ejercicios de la libreta
Defender una pared
El ejercicio consiste en evitar la popular pared. Salir a cortar en desventaja y girar para evitar la pared. |
El volante tiene varias opciones según los movimientos de los compañeros. |
Opciones según los movimientos de los compañeros. |
14 de diciembre de 2018 | Escribe: Agustín Lucas en Fútbol | Foto: Andrés Cuenca
Cortesía: la diaria
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