Diez deportistas son parte de un proyecto artístico en el que dejan de lado la pelota y se expresan a través del movimiento en el Florencio Sánchez.
En la vida del futbolista, los lunes significan descanso, recomponerse y disfrutar el tiempo libre. El lunes pasado llovía y hacía frío. Las calles del Cerro de Montevideo estaban casi desiertas y un grupo de jugadores llegó puntualmente a las 16.30 al Teatro Florencio Sánchez de Cerro. En su tarde libre de fútbol, se reunieron a ensayar su proyecto de danza contemporánea: Episodios III Pase.
La institución cultural del Cerro se unió a la artista e investigadora Lucía Naser para alcanzar a los varones del barrio, que en su mayoría pertenecen a algún cuadro de fútbol. A su vez, Naser convocó a Agustín Lucas, jugador de Albion, poeta y referente del colectivo Más Unidos Que Nunca que lucha por cambios en la Mutual. El jugador funcionó de nexo entre el mundo del arte y el fútbol.
"Si empiezan a juzgar lo que está pasando, no está bueno", les dice Naser a los jugadores al comenzar el ensayo. Hablan sobre la escena y la contraescena, formas de caer y levantarse. Además, la directora les explica cómo no distraerse cuando pasen por al lado de algún conocido entre la audiencia del lunes que viene, cuando hagan su función de apertura de proceso, con entrada libre en ese mismo espacio. Luego pasan al precalentamiento. Totalmente diferente al clásico trote futbolístico. En danza, consiste en plantar y sentir bien los pies sobre el suelo, equilibrarse y liberar todos los músculos.
El cuerpo
En uno de los primeros encuentros, Naser los invitó a recorrer el espacio del Florencio. Cuando les dijo que cambiaran el ritmo, ellos comenzaron a trotar, recuerda Álvaro Aschieri, jugador de Miramar Misiones de 23 años.
"Y nosotros salimos con los brazos pegados al cuerpo –recoje sus codos y pega sus puños al pecho, en posición de trote– o sea, un jugador de fútbol", cuenta Aschieri. "Y ella nos dijo: 'ahora no somos jugadores de fútbol', para que así busquemos otro movimiento en los brazos, otros recorridos", agrega.
El jugador se acercó a la convocatoria porque le atrajo el grupo. Había practicado yoga en la escuela y el liceo, pero no tenía experiencia en baile.
Los directores le aclararon que no era danza tradicional con vestuario o una coreografía dada, sino que la obra iba a salir de ellos mismos. Eso lo terminó de convencer.
Para Aschieri, los puntos de contacto entre fútbol y danza son más de los que parecen porque el deporte está hecho de expresiones corporales que bien podrían considerarse arte. "Hay veces que hacés un dribbling solo con la cadera. Me parece que el arte reflejado en la danza va de la mano con el fútbol", dijo el jugador.
Este grupo de danza contemporánea es un equipo. Cuando realizaron una muestra en el Centro de Exposiciones Subte el 31 de octubre pasado, se juntaron y arengaron antes de salir a la cancha, el escenario en la Plaza del Entrevero. Después caminaron escaleras arriba, como si fuera el túnel del estadio, y vieron la luz de la plaza. "Y desde ahí nos soltamos", contó Aschieri.
La dinámica grupal en la que se mueven juntos por el espacio escénico les permite un intercambio y una comunicación sin necesidad de la palabra. Interpretan y predicen el movimiento del otro y lo acompañan.
"Esa conciencia colectiva es muy interesante para llevarla a la convivencia en la sociedad", reflexionó.
El grupo está compuesto por jugadores de Albion, de la tercera de Defensor, de Miramar Misiones y algunos amateurs. José Hilman, por ejemplo, es un jugador que sí había tenido contacto con la danza.
Tiene 25 años, es camerunés y tallerista de danza afro además de jugador de Albion, cuadro de la Segunda B Nacional (tercera división). Y se siente satisfecho por haber salido de su zona de confort, apostar por algo diferente y enfrentar sus miedos.
En los partidos, los jugadores suelen escuchar los gritos de los hinchas, que pueden aludir tanto a su juego como a su color de piel o complexión física. Experimentar eso en la cancha hace que el escenario no sea una amenaza.
"Sean los compañeros del fútbol o los espectadores, siempre te vas a enfrentar al qué dirán", dijo Hilman, y agregó que la obra derriba barreras porque la gente los puede ver desde otro lugar, fuera del deporte.
El trabajo de captación de Naser y el equipo del Florencio Sánchez no fue fácil. "A los varones es mucho más difícil llegarles con actividades culturales. No participan", dijo la directora del teatro, Ana Laura López. Ella y Naser contactaron a los clubes de la zona, como Cerro, Rampla y Progreso sin concretar ninguna incorporación. Al vincular a Lucas al proyecto, se aceitó la comunicación con el mundo futbolero y llevaron la danza al Club Albion. Realizaron ensayos allí, y finalmente unos 10 jugadores, de ese y otros clubes, se comprometieron con el proceso.
La muestra
Al principio del ensayo, los jugadores se mueven por el espacio y se detienen en grupo frente a un espectador para relatar algo que tiene que ver con su vida y el fútbol. Lucas, por ejemplo, cuenta el momento de una lesión muy dolorosa. "No sabía si me iba a quedar sin trabajo. O sin pierna", le dice a un espectador.
Pero la presentación no está organizada para contar una historia. "Abordamos experiencias que en la vitrina más espectacular y mediática no están", explicó Naser.
La vida del jugador, profesional o amateur, las relaciones jerárquicas de los equipos, el dolor físico y el placer, son cosas que pasan en el fútbol, que por lo general no se escuchan y sí forman parte de esta propuesta artística.
"Sean los compañeros del fútbol o los espectadores, siempre te vas a enfrentar al qué dirán".
Este equipo le mostrará al público el trabajo realizado hasta ahora en una función de apertura de proceso este lunes 27 a la hora 19.30 en el Centro Cultural Florencio Sánchez (Grecia 3281) con entrada libre.
No hay pelota, no hay destrezas futboleras, son jugadores expresándose de forma visceral a través del movimiento. La música está compuesta solamente por sus sonidos corporales y sus cuerpos de deportistas están al servicio del arte, del juego escénico, y ya no de los pases, "el" pase al exterior o el gol.
Los directores. Lucía Naser y Agustín Lucas
Naser es bailarina, coreógrafa, docente e investigadora. Con Episodios aborda la danza con no bailarines. En pasadas oportunidades trabajó con cosplayers, transformistas y adolescentes. "El objetivo máximo no es el valor de la coreografía final", dijo la directora. "Hay una tensión entre la importancia de la obra y de lo que están haciendo en sí mismo".
Agustín Lucas es jugador de Albion, poeta, publicó cuatro libros y coordinó un quinto. Ahora codirige este proyecto artístico con Naser. "Capaz que nosotros no entendimos nada de lo que vimos acá, y hay una sensibilidad trastocada de todas maneras", dijo el jugador y director.
Camila Cibils
Cortesía El Observador: Futbolistas entregados a la danza
Cortesía El Observador: Futbolistas entregados a la danza
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