domingo, 1 de octubre de 2017

Hoy Paramos por la libertad creativa!!

¿Cómo reaccionar frente a la cada vez más grande y preocupante deserción estudiantil y frente a la poca adhesión que manifiestan los jóvenes en general, tanto en las aulas como en otros espacios en relación a una Educación Física de contenidos diverso?

Nos parece más que interesante reflexionar sobre nuestras propias prácticas. Acerca de la responsabilidad que nos correspondería en el hecho de que la Educación Física no sea una asignatura querida por los estudiantes. Parece imponerse un análisis introspectivo de nuestro compromiso como docentes en relación a la visión que tienen los adolescentes sobre nuestras prácticas, la educación física y el deporte.

¿Qué caminos nos condujeron hasta aquí? ¿Qué necesidades no se vieron satisfechas para estos muchachos y muchachas a través de los contenidos y metodologías que dispusimos hasta ahora en el ámbito educativo?

¿Nuestra formación profesional responde a las necesidades reales de nuestros jóvenes en edad liceal? ¿Nos brinda un amplio espectro de herramientas para nuestras propuestas, o nos interesa solamente lo vinculado a lo deportivo?

¿Podría identificarse una debilidad en nuestras capacidades motivacionales? ¿Los escasos e inadecuados recursos didácticos podrían condicionar nuestras ofertas? ¿Integramos en nuestras intervenciones pedagógicas cotidianas otros elementos más allá de los contenidos formales, estipulados por los programas? ¿Son nuestros estilos de enseñanza demasiado impositivos y no damos lugar a la participación creativa de nuestros alumnos? ¿La cultura imperante y hegemónica nos demanda rendimientos deportivos?

En alguna esquina del tiempo y frente a estructuras impuestas y demandantes de logros deportivos se descartaron formas alternativas del desarrollo motor en nuestras clases. En algún momento descartamos los aspectos expresivos en nuestro quehacer. Dejamos de integrar creativamente estímulos y recursos provenientes de otras áreas en las propuestas cotidianas.

La libertad creativa se desarrolla a partir de múltiples enfoques expresivos, en etapas diversas de la formación de la personalidad del niño y jóvenes. Desde el Jardín de Infantes -época bien fructífera en este sentido-, se extiende a Primaria, donde transcurre en los tres niveles y se va desvaneciendo hasta llegar a la Educación Secundaria donde prácticamente desaparece. ¿Qué lugar ocupa en nuestras intervenciones el desarrollo de lo rítmico-expresivo? ¿Utilizamos las estructuras rítmicas propias de los jóvenes en nuestras clases para hacer más vívidas nuestras propuestas? ¿Por qué no usar más frecuentemente los ritmos, las danzas de los adolescentes y a partir de ahí estimular un crecimiento expresivo a través del movimiento? ¿Tenemos preconceptos acerca de estas formas populares de danza o movimientos?

Parece no estar presente una visión holística, integradora, de un joven cada vez más sujeto a propuestas de diferente origen, que llenan sus necesidades con mayor eficacia y regocijo que las nuestras. No las utilizamos generalmente en nuestro ofrecimiento pedagógico.

¿Nos falta libertad en la propuesta? ¿Nos falta pasión, certezas mínimas para romper esquemas de pensamiento impuestos por lo hegemónico del momento?

Nuestro sistema educativo se está haciendo progresivamente más permeable a las demandas de un deporte estandarizado. Entre otros agentes generadores de cultura, los medios de comunicación masiva no se apartan de lo conocido, de lo que consideran seguro en la captación de públicos. Adheridos a políticas de no innovar, como en otros aspectos de la cultura, la TV como el medio de mayor penetración y generador de tendencias, no tiene ofertas nuevas, ni siquiera acompaña el desarrollo de deportes que no sea el fútbol y por temporadas, el basquetbol.

Los jóvenes se permean así de estas estructuras motrices estrictamente regladas de los deportes que ven en pantalla. Cuanto menos amplia sea la oferta televisiva, más restringida será la curiosidad hacia otras formas menos convencionales de movimiento.

Lo expresivo - de por sí mirado sospechosamente para los varones parece no ser visible en la oferta motriz adolescente. Sus movimientos son percibidos en función de un concepto de género que estereotipadamente le brinda una sociedad que no genera libertad expresiva.

Muchas veces por no apartarnos de programas establecidos, masificamos una oferta que no incluye a todos, a pesar de un fuerte discurso inclusor, dejamos también nosotros que las diferentes competencias de nuestros jóvenes queden inexploradas. Coartamos sus oportunidades de desarrollo. No atendemos a sus expectativas individuales.

El campo de estudio de la corporeidad hoy ha extendido sus fronteras: por un lado las áreas vinculantes con la salud, la educación, las ciencias sociales, la sicología y llegaría así hasta el otro confín donde el arte en sus múltiples expresiones forja el cuerpo expresivo.

También nos preguntamos si la vocación que lleva a los estudiantes a la formación profesional como recursos humanos en Educación Física, es tan diversa que alcanza a contener estos aspectos.

¿Podría pensarse que por circunstancias de un campo laboral seguro, muchos profesores se inserten en el ámbito de la enseñanza sin sentir una verdadera vocación por la enseñanza? ¿Sería éste otro argumento el que justificara la falta de compromiso creativo?

La capacidad creadora ha resultado desde siempre ser parte de un discurso inconcluso en la educación física. Haciendo un poco de historia no debe olvidarse que los objetivos básicos de la Educación Física al principio de la década de los 70; la Formación Corporal, la Formación del Movimiento, el Aumento del Rendimiento y la Creatividad quedaron más tarde reducidos a dos.

La academia uruguaya limitó entonces los objetivos del área exclusivamente a los primeros ya que los dos últimos estaban, decían, fuera de nuestra área específica, argumentando pertenecer uno al área del entrenamiento y el otro a las actividades teatrales y de la expresión corporal.

Seguramente en búsqueda de un purismo radical, dejaron de mencionarse y aplicarse. Tal vez también por tener entonces una visión limitada de la Educación Física, no las incluyeron dentro de las capacidades motoras de la Educación Física. Tal vez ese haya sido el inicio del fin de nuestro compromiso con la creatividad.

Así entonces, de la mano de las rutinas en la concepción de las clases, la falta de estímulos hacia la investigación creativa, la desaparición de los foros de interculturalidad, así como el predominio de conceptos donde lo lúdico, las ejercitaciones técnico-gimnasticas, la actividad deportiva fueran tratados como estancos; desplazó a la creatividad como objetivo constituyente de nuestras prácticas. Se bloquearon así las oportunidades de una resignificación de todos estos conceptos en nuestras praxis.

Al tiempo que la sociedad se tornaba cada vez más funcional y demandaba rendimientos estandarizados y comparables, con normas que determinaban éxitos o fracasos, aquellos objetivos menos tangibles fueron dejándose de lado.

Hoy pretendemos reivindicar, alzando viejas banderas, a aquel cuerpo vinculado al alma, al cuerpo expresivo, al trabajo que busca en lo creativo otra herramienta para el desarrollo pleno de su sabiduría. Todos al paro!

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