sábado, 1 de julio de 2017

El papel de los padres en la Iniciación Deportiva

Gentileza Lic David LLopis
En este proceso de socialización deportiva se puede diferenciar la influencia que tiene el que los padres sean modelos para sus hijos, las creencias y valores que transmiten, y las conductas relacionadas con la actividad deportiva

Son muchos los estudios que han puesto de manifiesto que entrenadores y padres son responsables, en gran medida, de las consecuencias que sobre el desarrollo psicológico y físico tendrá la práctica deportiva de sus deportistas o hijos. De esta forma, padres y entrenadores forman parte del denominado entorno deportivo , jugando un papel fundamental en el desarrollo del niño. Su influencia sobre la percepción de su habilidad está constatada en multitud de estudios.

También existen investigaciones que confirman su influencia sobre en las consecuencias emocionales y afectivas de la práctica deportiva. En este contexto es fundamental que los padres tengan presente cuáles son sus funciones más importantes en la iniciación deportiva de sus hijos. Jaume Cruz, Catedrático de Psicología del Deporte de la Universidad Autónoma de Barcelona, establece las siguientes funciones de los padres en la iniciación deportiva:
  1. Favorecer la participación deportiva de los niños y niñas. Los padres deben favorecer la participación de sus hijos en actividades físicas y deportivas además de las propias del curriculum educativo. En este sentido es importante que como padres conozcan la oferta de su localidad y que les animen a participar, siendo el propio ejemplo de los padres la mejor estrategia para favorecer la participación deportiva de los hijos.
  2. Ayudar a sus hijos e hijas a que decidan cómo practicar deporte. Los padres son, en la mayoría de los casos, quienes mejor conocen a sus hijos. Por ello deben asesorarlos en la elección del deporte y el grado de implicación. Esta elección se debe basar en las preferencias de los hijos, siendo el papel de los padres el de ayuda a la hora de analizar las ventajas e inconvenientes de las diferentes opciones.
  3.  Ayudar en la elección del deporte a partir de dos principios básicos: cada niño es importante, cada niño es básico. En este sentido es importante que los padres ayuden a la elección del deporte de sus hijos teniendo presente características del niño como su condición física, su autoestima o su confianza. También se debe considerar las características del deporte puesto que las exigencias no son las mismas en un deporte recreativo que en uno de competición. Tampoco lo son en uno individual frente a uno de equipo. Los padres también deben tener presente la calidad de los técnicos deportivos y entrenadores, así como aspectos organizativos de la entidad como horarios, coste económicos, materiales, etc.
  4. Facilitar la participación deportiva y la elección de un club. Una de las funciones más importantes de los padres tiene que ver con la elección del club o entidad en la que el hijo va a practicar su deporte. Es importante confirmar que los monitores y entrenadores aplican los principios psicopedagógicos fundamentales del entrenamiento para jóvenes, además de estar técnicamente preparados. En este sentido, la concepción que tengan de la competición será un aspecto que se deberá valorar detenidamente.
  5. Mostrar interés por las actividades deportivas de los hijos. La comunicación con los hijos, sean deportistas o no, es uno de los pilares básicos de la educación. Saber escuchar y estar disponible cuando los hijos necesitan algún consejo es uno de aspectos cruciales para poder ayudar a un hijo deportista. En su vida deportiva va a tener momentos en los que sentirse escuchado y apoyado por sus padres facilitará la aceptación de los resultados.
  6. Asegurarse que los niños practican deporte de una manera saludable. Como hemos visto cuando hablamos de los motivos de participación deportiva y causas del abandono es fundamental que el deporte y la práctica deportiva se desarrolle en un ambiente de diversión y se ponga el énfasis en el esfuerzo por realizarlo lo mejor posible.
  7. Ayudar en las tareas logísticas del club o escuela deportiva. La participación de los niños exige importantes esfuerzos organizativos. Por ello es fundamental la implicación de los padres en las tareas de apoyo a los clubes, encargándose de temas económicos, logísticos o de relación con otras entidades.
En definitiva, el papel de los padres es fundamental en la socialización deportiva de sus hijos. En este proceso de socialización deportiva se puede diferenciar la influencia que tiene el que los padres sean modelos para sus hijos, las creencias y valores que transmiten, y las conductas relacionadas con la actividad deportiva.

En este sentido destacamos los trabajos realizados por Frank L. Smoll en los que analiza la forma de comportarse de los padres mientras los hijos compiten. Este autor distingue varios tipos de padres, y que a continuación exponemos:
  1. Padres entrenadores de banda. Son aquellos que entiende o creen entender el deporte que practica su hijo, por lo que realizan frecuentes sugerencias a los deportistas, que pueden contradecir al entrenador y generar desorganización en la estructura interna.
  2. Padres excesivamente críticos. Son aquellos que nunca están satisfechos con la actuación de su hijo. Suelen reprenderlos y regañarlos, enfocando la práctica deportiva como algo más suyo que del propio hijo. Suelen tener expectativas y objetivos poco realistas respecto a la progresión deportiva de sus hijos.
  3. Padres vociferantes. Suelen colocarse de forma próxima a los jugadores y actúan gritando e insultando a jugadores, árbitros e incluso a los jugadores de su propio equipo. En definitiva son aquellos que no logran contenerse en la grada y continuamente manifiestan sus pensamientos en voz alta, gritando y dirigiéndose a cualquier persona del campo.
  4. Padres sobreprotectores. Hacen referencia a aquellos que presentan una exagerada preocupación por los riesgos que comporta el deporte que practican sus hijos. 5. Padres desinteresados. Fundamentalmente se caracterizan por no reconocer el valor que el deporte tiene en la educación de los más jóvenes. Se caracterizan por no acompañar ni asistir a los entrenamientos y competiciones de sus hijos. En definitiva, no se preocupan por el desarrollo de la actividad deportiva.

En definitiva, a lo largo de su vida deportiva un entrenador o monitor deportivo se va a encontrar con diferentes tipos de padres que no siempre van a tener el comportamiento deseable. En estos casos es importante que el técnico deportivo tenga claras una recomendaciones que le pueden ayudar a gestionar la situación. Por ejemplo, en el caso de los padres críticos y los que se pasan la mayor parte del tiempo gritando e insultando, conviene hablar con ellos de forma individual y buscando un momento adecuado en el que no esté presente la tensión. A través de una conversación tranquila se les debe trasmitir que su forma de actuar no favorece a sus hijos. Además, es importante darles otras alternativas que beneficien a los menores como mirar el partido sin realizar comentarios. También es importante hablar con los hijos para que estos centren su atención en los estímulos relevantes del juego y únicamente hagan caso de las instrucciones del entrenador.

Otros comportamientos que también se pueden dar entre los padres y que no favorecen a sus hijos se producen por un exceso de preocupación o, por el contrario, cuando los padres no prestan atención a las prácticas deportivas de sus hijos. En ambos casos conviene tener una conversación con los padres de forma individual para explicarles las consecuencias de sus comportamientos. En el caso de los superprotectores, centrando la conversación sobre los escasos peligros del deporte y, en el caso de los desinteresados, en las ventajas que proporciona el deporte y lo importante de su implicación.

Con los años y la difusión de estudios y conocimientos se está logrando que el número de padres que apoyan positivamente la participación de sus hijos en actividades deportivas vaya en aumento. A este incremento han contribuido notablemente las materiales de divulgación y charlas para padres realizadas desde diversas instituciones. Son cada vez más los padres con una implicación adecuada y que colaboran adecuadamente con el entrenador en la educación deportiva de sus hijos. Son los denominados por Dosil (2004) padres participativos-colaborativos.

En definitiva, los padres tienen un papel muy importante que desempeñar y los técnicos y entrenadores deben contribuir a promover en los padres una serie de características como las que a continuación presentamos a partir de diferentes trabajos (Dosil, 2004; Gordillo, 1992, 2000, Cruz, 1997; Smoll, 1986; Smoll y Smith, 1999):

  1. Aceptar el papel del entrenador, sin realizar interferencias en sus instrucciones y planteamientos.
  2. Aceptar los éxitos y fracasos de los hijos, facilitando que el hijo centre su atención en la mejora y quitando importancia tanto a la victoria como a la derrota, todo ello en un ambiente de respeto al equipo contrario y a los jueces.
  3. Mostrar una dedicación e interés adecuado, dando apoyo y ánimos tanto en los entrenamientos como en las competiciones.
  4. Ayudar a que los hijos tomen sus propias decisiones.
  5. Ser un modelo de autocontrol para el hijo, aprendiendo a controlar las propias emociones y favorecer emociones positivas en los hijos, evitando las críticas y las instrucciones tanto durante los entrenamientos como en las competiciones.

En síntesis, lo importante es que los padres se ocupen de aspectos que están relacionados con el desarrollo de la actividad y que minimicen el excesivo interés por el resultado final de la misma, con el objetivo de que con el paso del tiempo los jóvenes deportistas asuman que lo verdaderamente importante es el esfuerzo que han realizado (Dosil, 2004). Esta forma de enfocar la práctica deportiva de los hijos se debe ver reflejada en el cambio de las preguntas típicas que se suelen realizar al finalizar una competición. Las preguntas del tipo ¿cómo has quedado o ¿has ganado? deben dejar paso a otros como ¿Qué tal te lo has pasado o ¿cómo has jugado? (Dosil y González-Oya, 2003).

Fuente:
Blog David Llopis

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